“Como tatuador he podido conocer el mundo”, Sammy Rodríguez

El 17 de julio se conmemora el Día del Tatuador. Sammy Ramírez, lo celebra en la quinta dimensión

Día Internacional del Tatuaje
Enrique Vázquez
Guadalajara /

Sammy Ramírez, es uno de los tatuadores vivos tapatíos de mayor trayectoria, organizador de la Expo Tatuaje Internacional Guadalajara que este 15 y 16 de julio llegó a su XXVII edición y logró congregar cerca de 300 expositores y más de 3 mil asistentes.

Describe al tatuaje como una forma de expresión, sentimientos de la persona que lo porta.

“El tatuaje ha sido siempre una forma de expresión, expresa el sentimiento de la persona que lo porta o lo adquirió, las personas se tatúan el nombre de la esposa, el nombre de un hijo fallecido, símbolos, en alguna parte leí que los primeros seres humanos se tatuaron antes de aprender a hablar”, explicó.

El oficio de tatuador tiene su Día Internacional que se conmemora el 17 de julio, sin embargo este oficio fue reconocido como algo lícito en México hacia 2006, y mucho se debió a la labor que Ramírez y otros 40 colegas de diversos estados del país durante varios años con políticos, gestionaron cambios legislativos para que se les dejara trabajar.

“Comencé a tatuar hace más de 40 años, tenía 14 años cuando me hice este tatuaje, (comentó señalando su mano izquierda), estaba en la secundaria 2 para varones en San Andrés. Soy cien por ciento tapatío, del Barrio de San Andrés, nacido en San Juan de Dios. Mi tienda está cumpliendo 37 años abierta al público en el mismo lugar ahí, en lo que para mí es el corazón de Guadalajara, en avenida Juárez y Calzada Independencia en el barrio de San Juan de Dios. En 37 años ahí, ¿qué no hemos visto?”.
“Hemos visto derrumbarse mitos. Ahora ese local lo atienden mis hijos, Sammy Ramírez Jr y Flaco Ramírez, yo me vine acá a este local de Javier Mina hace cinco años. En la vida he realizado toda cantidad de oficios, albañil, fontanero, pero como tatuador he podido viajar a Estados Unidos, Brasil, Italia, España, he podido conocer el mundo y donde voy trato de ubicar a los maestros de este arte que cuentan con una gran tradición y conversar con ellos, ver cómo han cimentado su trayectoria y han ayudado a cimentar la trayectoria de otros”.
“A algunos los he podido invitar a las Expo Tatuaje que organizo, me involucré en el tatuaje por la necesidad de los compañeros de barrio de tener un tatuaje. Yo tenía conocimiento de la técnica de la aplicación en métodos rústicos, era el indicado para comenzar a tatuar a los compañeros echando la caguama, el toque y tatuándonos. A ellos comencé a tatuarlos cuando tenía 15 años, a mano y con máquinas hechizas”.

Según Ramírez, antes de 2006, el oficio de tatuador era una actividad que no era ilegal, pero tampoco estaba reconocido como una actividad lícita.

“Estábamos en el filo de la navaja, eso daba pie para que cualquier autoridad llegara y nos quitara nuestros instrumentos para aplicar el tatuaje. Cuando inicié yo sólo teníamos para tatuar tinta china, o tintas rotring lo hacíamos de manera manual o con máquinas hechizas. Con los 90 llegaron los primeros pigmentos que fueron transformándose hasta los pigmentos hipoalergénicos homogeneizados especiales para la dermis, carentes de plomo, mercurio y metales pesados con los que se cuenta hoy”.
“También llegaron las máquinas electromagnéticas, que evolucionaron a las actuales ‘pens’. Las ‘pens’ de hoy tienen el mismo sistema que las máquinas hechizas que usábamos antes, pero con componentes más modernos. Lo que ayudó es que personas con capital se interesaron en la industria del tatuaje para comercializar este tipo de instrumentos. Se crearon las condiciones para que el gremio de tatuadores pudiera trabajar más comodamente”.
“Hubo una gran inversión en todo esto, millones de dólares. Por ejemplo la máquina Cheyenne es originaria de Alemania, contrataron ingenieros en tecnología alemana, para poder desarrollarlas y desarrollar sin número de accesorios para su uso. Ahora las maquinas ‘pens’ son como un celular, ya no necesitas ‘power supply’, cables, ya la cargas como un celular y trabajas con ellas 7 y 8 horas, en lugar de agujas hay cartuchos desechables, puedes usar hasta diez en un día, los desechas y los cambias muy fácil”.
“En las máquinas electromagnéticas debías usar barras de acero con las agujas soldadas y si necesitabas usar 3 o 4 agujas debías tener 4 o 5 máquinas, la tecnología vino a hacer todo más fácil”.

Para Ramírez es muy satisfactorio, haber logrado con otros 20 colegas, considerados pioneros de este oficio en Guadalajara haber abierto brecha a nuevos artistas.

“Hoy cualquiera que tenga talento y quiera dedicarse a esto, sólo debe cumplir con las capacitaciones en materia de salud y los permisos necesarios. Yo he formado a cerca de 20 tatuadores que han llegado a ser artistas entre ellos mis dos hijos Sammy Ramírez Jr y Flaco Ramírez. Yo no me considero artista, me considero artesano, vengo de las calles, casi todos mis amigos con a los que tatué en mis primeros años de trayectoria ya están muertos, otros siguen”.

En algunos ratos libres, Sammy Ramírez realiza pinturas en acrílico con temas personajes de la mitología japonesa y prehispánica, lo mismo pinta un ‘kappa’, o una ‘hannya’ que una mujer con un jaguar, tal y como se puede constatar en los cuadros que adornan su estudio.

“Otra gran satisfacción es que he podido tocar vidas y ayudar a otros a través de este oficio. Conozco a tatuadores que en cuatro o cinco años de trayectoria se convierten en grandes artistas y otros que a pesar de tener 30 o 20 años de trayectoria se estancan. Yo trato de mantenerme activo en la quinta dimensión: Tatuando, perforando, dibujando, haciendo suspensiones, convenciones, debes estar en el yo activo, si estas en el pasado o en el futuro no estás aquí”, dijo.


JMH

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