A sus 70 años de edad Santos Macías le teme solo a una cosa: que su casa en la colonia El Deán, en Guadalajara, se inunde. Llegó hace 48 años junto con su esposa, aquí nacieron sus hijos y ha vivido los mejores años de su vida, sin embargo, cada temporal de lluvia el insomnio no lo deja conciliar el sueño, apenas caen las primeras gotas y con dificultad baja las escaleras e intenta resguardar las cosas de valor que tiene en su casa, porque una cosa es segura: el agua terminará entrando.
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En 2020, tras la intensa lluvia que se registró al sur de Guadalajara, al menos 170 casas resultaron afectadas tras la inundación en El Deán, una de ellas fue la de Santos. “No me daba yo abasto en detener el agua porque subió mucho el agua, pero tuve vecinos a los que les fue peor. Yo tuve que modificar la entrada de mi casa ante el temor de perder mis pertenencias, pero uno nunca sabe si le va a ir peor”, cuenta.
El Deán es una de las zonas que más sufre afectaciones. Según el mapa creado por investigadores del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH), son 350 puntos los susceptibles a inundaciones en la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG).
De acuerdo con el académico de la Universidad de Guadalajara (UdeG), Luis Valdivia Órnelas, algunos de los puntos que presentarán problemas durante este temporal de lluvias y que están ubicadas en zonas marginadas son: La Martinica, Indígena, Las Pintas, El Quince y Ferrocarril. En el caso de las vialidades, las avenidas Revolución, López Mateos, Mariano Otero y la Calzada Independencia; pero todos los municipios tienen áreas problemáticas. Por ejemplo: en Guadalajara tiene la zona de la colonia Ferrocarril o San Andrés. En Zapopan, Arroyo Seco, El Garabato o Colomos. Tlajomulco de Zúñiga presenta este problema en el canal de Las Pintas, en las partes bajas de El Ahogado o en Santa Anita, por mencionar algunos, y finalmente en Tonalá en Las Rucias.
Valdivia Órnelas explicó que el desarrollo inmobiliario desmedido, la falta de una infraestructura adecuada, la pérdida de los cauces naturales y la poca visión del manejo integral del agua han provocado que las zonas más vulnerables hayan aumentado en los últimos años.
Refirió que el pico más importante en el Área Metropolitana de Guadalajara (AMG) empieza a partir del año 2000, no obstante, el crecimiento de la ciudad comenzó en los años 40, fecha en la que se registraron las primeras inundaciones de manera considerable tras haberse entubado el Río San Juan de Dios, que yace oculto bajo la Calzada Independencia, aunque se estableció una estrategia de la ampliación de los colectores.
Treinta años después, en los setenta, continuó el registro de las inundaciones. “Los primeros registros de inundación que son en la parte baja de San Juan de Dios aún se siguen dando, y entonces ningún punto ha disminuido su registro de inundación sino que se han incrementado en superficie y también en peligrosidad, esto quiere decir que ha aumentado la altura de la lámina de agua y que ha aumentado la velocidad con la que el agua se desplaza por estos sitios”, señaló.
Los cauces como El Arenal, El Chicalote, el de El Álamo o el de Santa María desaparecieron y no fueron sustituidos por colectores. Al sustituirse algunos escurrimientos mayores, como el de San Juan de Dios, no tuvieron la misma capacidad que los cauces naturales y se restringió la capacidad natural que se tenía en el Valle, por esta política se comprometió la condición de manejo hidráulico de la ciudad justo en el momento en que iniciaba la expansión más importante, eso ocasionó el problema que se tiene actualmente en el Área Metropolitana de Guadalajara, detalló el profesor investigador del Departamento de Geografía y Reordenación Territorial, del CUCSH.
Este año el temporal de lluvias inició después del 20 de junio, según el Instituto de Astronomía y Meteorología (IAM) de la UdeG, previo a esta fecha, los vecinos aledaños al vaso regulador de El Deán hicieron un llamado a las autoridades del municipio para que intervinieran y les garantizaran una solución definitiva, pues aunque se han realizado diversas obras no han sido suficientes.
Ismael Bernal, vecino de esta colonia, espera que no se vuelva a repetir la historia del año pasado. Las paredes de su casa en color azul aún tienen humedad luego de que el agua penetrara desde el exterior hasta el interior de la vivienda. Perdió una pantalla, las bases de la cama y los colchones, así como ropa, electrodomésticos y libros.
Aunque vive con su hijo y nietos, ese día ellos se habían ido a una fiesta cuando comenzaron a caer las primeras gotas; en menos de cinco minutos el agua comenzó a entrar hasta por las ventanas, alcanzó una altura de un metro y medio, no durmió ese día.
A inicios de julio esta colonia fue una de las que se inundó tras la tormenta que se soltó en la metrópoli, en esta ocasión -y por fortuna- la altura del agua fue menor. Su casa se ubica sobre la Calle 14, al cruce con Higuerillas, ya mejor pondrá una compuerta.
Se prevé que el temporal concluya en septiembre y es consciente de que en cualquier momento su hogar puede volver a inundarse, pero dice que es necio y prefiere quedarse a vivir en esta colonia porque le gusta y se vive a gusto, a excepción del tiempo de lluvias.
Valdivia Órnelas explicó que las autoridades siempre han preferido mitigar el problema apostándole al tema de la infraestructura, pero en realidad se deben incorporar nuevos criterios en donde se establezcan acciones para interceptar agua en las partes altas, ampliar las superficies verdes, incrementar la vegetación y hacer obras de retención, ya que se le apuesta más al colector para poder manejar el agua de lluvia y la creación de infraestructura no ha sido la solución: “el colector tuvo una finita y actualmente todos los colectores, pues ya no conducen o conducen mínimamente el agua de lluvia en un 20 o 25 por ciento, ante esta situación de que se perdieron la mayor parte de los ejes”.
Para el investigador es fundamental tener una estrategia de intervención de manera integral a corto, mediano y largo plazo para que la población marginada que se encuentra asentada en estos puntos de riesgo no esté tan expuesta ante estos fenómenos que generan pérdidas económicas, pero también pueden llegar a costar vidas .
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SRN