Investigadora del IPN analiza indicadores de estrés en mantas gigantes por buceo turístico

Carolina Hernández en conjunto con otros doctores y asociaciones determinaron el nivel de estrés que el turismo produce en estos ejemplares.

Mantas gigantes (Mobula birostris) del Parque Nacional de Revillagigedo | Especial
Alma Paola Wong
Ciudad de México /

Una estudiante de posgrado del Instituto Politécnico Nacional (IPN) desarrolló una técnica para determinar los niveles de estrés provocados por las actividades de buceo turístico en las mantas gigantes (Mobula birostris) del Parque Nacional de Revillagigedo, en Colima, y con ello contribuir a su conservación.

Carolina Hernández Navarro, maestra en Ciencias en Manejo de Recursos Marinos, por el Centro Interdisciplinario de Ciencias Marinas (CICIMAR), desarrolló una técnica de toma de muestras musculares para analizar los metabolitos segregados que responden a agentes estresantes que pudieran provocarles estrés y alterar negativamente su organismo.

La científica explicó que las mantas gigantes que viven en este parque nacional ubicado en el Océano pacífico están protegidas por la Norma Oficial Mexicana NOM-029-PESC-2006, que se refiere a la pesca responsable de tiburones y rayas, por lo que no se les puede capturar ni extraer del agua para tomar muestras de sangre.

“Pero sí nos permiten tomar biopsias musculares, para lo cual tuvimos que desarrollar una técnica especial mediante una complicada logística que consistió en identificarlas, tomarles foto, medirlas con un láser y, posteriormente, utilizando una vara hawaiana con una punta modificada, para obtener la muestra muscular, la cual se debía almacenar de inmediato en nitrógeno líquido para conservar los niveles de estrés oxidativo que se puede perder en cuestión de minutos”, detalló.

Bajo la asesoría de los doctores Felipe Galván Magaña, Fernando Elorriaga Verplanken y Renato Peña Martínez, del CICIMAR, adecuó los kits de análisis de glucógeno de mamíferos para las mantas gigantes, todo un reto para la médico Veterinario Zootecnista por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), pues le tomó tres meses realizar las pruebas en cerdos, ratas y pescado, además de calibrar los aparatos para estudiar las 21 muestras recolectadas en las islas de Revillagigedo y comparar fechas del mayor pico contra las de menor turismo registrado.

Con la colaboración de los doctores Edgar Mauricio Hoyos Padilla y Guillermo Valdivia Anda de las asociaciones, Pelagios Kakunjá y DIVET, la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) y la ONG Ocean Blue Tree, la investigadora politécnica determinó que las mantas de Revillagigedo sufren un aumento de estrés oxidativo muscular súbito cuando inicia el turismo, con menor cantidad de buzos, pero conforme pasa el tiempo aumentan los turistas, las mantas gigantes se acostumbran y entonces disminuyen los niveles de estrés oxidativo.

“Yo relaciono este comportamiento con el Síndrome General de Adaptación descrito en 1946 por Hans Selye, ya que al ser una especie muy sociable, se adaptan con mayor facilidad a la presencia de los buzos”, señaló Hernández Navarro a través de un comunicado del IPN.

Consideró, no obstante, que se debe dar seguimiento a esta conducta con estos o más metabolitos, para evitar alteraciones a su estado de salud, en virtud de que cada vez aumenta el número de turistas, tan sólo en 2016 se registraron alrededor de mil 500 buzos y para 2019 fueron más de cuatro mil 500, además se debe tomar en cuenta que estos animales, que suelen superar la tonelada de peso, son vulnerables por su reproducción lenta y tardía.

FS

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