Invita arzobispo a meditar durante la Semana Santa

Comunidad

Además de invitar a los feligreses a meditar realizó la bendición de las palmas en el Domingo de Ramos

Arzobispo/ Foto: Especial
Christian Rendón
León /

El arzobispo de León, Alfonso Cortés Contreras, invitó a los feligreses a meditar principalmente tres puntos relacionados con Jesús durante esta Semana Santa. Además realizó la bendición de las palmas en este Domingo de Ramos.

“Año tras año en estos días de Semana Santa la iglesia nos invita a meditar la pasión y muerte del señor, los evangelistas son especialmente sensibles a la misericordia de Dios, también lo son a los relatos de la pasión del señor”, dijo.

Explicó que los textos de la sagrada escritura son bien conocidos, pero siempre parece sorprendente con sus mensajes de amor y de misericordia, pues ofrece nuevos motivos para crecer en la fe y en el amor.

Dijo que en la meditación de esta Semana Santa se pueden tener en mente tres aspectos, mismos que son dignos de consideración, como quien es el que sufre la pasión de Jesús, que es la muerte injusta del hombre bueno.

Esto considerando que Dios por amor a nosotros se ha hecho hombre, vulnerable y los hombres a veces quieren ser como Dios para decidir sobre el bien y el mal.

El segundo punto a meditar es ¿Por qué sufre Jesucristo? Pues la escritura dice que Jesús murió por nuestros pecados, que no encontró éxito en nuestro mundo y no lo ha encontrado a lo largo de su vida, pues vino a los suyos y los suyos no lo recibieron.

“Estos pensamientos tienen que acompañarnos durante los días de Semana Santa, este tiempo es un tiempo de silencio, de oración y de arrepentimiento, tiempo de alabanza y de arrepentimiento, tiempo de amor y de servicio”, agregó.

Y aseguró que los hombres queremos ser felices quitando a Dios de nuestra presencia, pero que en el pecado llevamos la penitencia.

El tercero es el poder de la muerte de Jesús, ya que murió de una manera injusta y dijo que en la cruz de Jesús se quiebra el poder del demonio y la felicidad de Jesús se hace omnipresente de Dios y abre las puertas a la humanidad entera y a todos los que se arrepienten de sus pecados.


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