La producción de fresa puede variar dependiendo la región y el clima; en el caso de Irapuato, se tiene la mejor fresa del estado de Guanajuato, por lo que se ha considerado como la capital mundial de la fresa, donde sus agricultores destacan que es una de las actividades que identifican a la ciudad, explicando algunas técnicas de cultivo.
Productores de esta fruta refieren que el verano es la peor temporada para cultivar fresas, ya que las lluvias arruinan lo que son los arbustos de la fresa. Derivado de esta situación, surge la necesidad de cultivarlas en una especie de túneles que almacenan toda la humedad necesaria para su producción.
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En contraste, refieren que la mejor temporada para su cultivo son los meses de octubre y marzo, jornada en la que no hay lluvia en abundancia, o al menos en la región de Irapuato, lo que les permite asimilar mayor luz solar y recibir el agua necesaria para su producción.
“Decimos que la mera temporada de la fresa es abril y mayo por el calor, pero en realidad el calor hace que madure más pronto, pe ro la mejor temporada de la mejor fresa es en diciembre, enero y febrero, las fresas salen enormes porque la mata no se madura pronto y deja que crezca, y cuando está haciendo mucho calor la madura pronto”, dijo Salvador Navarro, productor de fresas.
Es justo en esta temporada lo que permite que el precio de las fresas se mantenga a su bajo costo, y a su vez mantener la demanda del precio aceptable.
Andrea González, es una agricultora que lleva más de 20 años de experiencia cultivando fresas en Irapuato, y precisó que es necesario que estas frutas sean regadas con un promedio de 2.5 a 3.5 litros de sustrato de planta para un desarrollo óptimo de las raíces.
“Primero se prepara la tierra, más o menos se acomoda y se le pone el agua con dos riegos a la semana para que agarre bien la mata”, dijo Andrea.
Como toda fruta, la fresa requiere de una serie de cuidados ya que está expuesta a plagas como el pulgón, araña de dos manchas, gallina ciega, gusano del fruto, gusano cocotero, entre otros que, de no tratarse con la debida atención, pueden provocar daños al crecimiento de la frutilla.
Una frutilla que brinda identidad a la región
Por años, la fresa se ha convertido en un símbolo de identificación para la gente que radica en la ciudad de Irapuato; en sus campos se producen hortalizas de gran calidad de exportación, así como otros cultivos que cubren la demanda nacional, entre ellos, la fresa.
Este fruto llegó a México en el año 1849, luego de que la influencia francesa tuviera su auge en el Porfiriato, donde poco a poco comenzó a expandirse en Guanajuato, estado privilegiado el cual permitió el aprovechamiento de las aguas del Río Silao a sus primeros cultivadores.
Nicolás Tejeda es el hombre que trajo cerca de 24 plantas de fresa a Irapuato a las orillas del Río Guanajuato aun sin cultivar hasta el año de 1858, donde finalmente se logró la compra de huertos que permitieran la producción de este fruto, incluso con técnicas de injertos.
El Archivo Histórico de Irapuato consigna que fue gracias a Carlos Drogge y Joaquín Chico que el mercado de fresas en la entidad tuvo mayor auge; este último impulsó la venta y embarque intensivo de fresas a otras zonas de México, aprovechando también el uso del ferrocarril.
Este fruto representa un gran valor comercial para la economía de los irapuatenses y el estado de Guanajuato en general, incluso en la organización de eventos turísticos y culturales como el Fes