Aunque lucrativa, la venta de cigarros sueltos es una actividad ilegal en México.
La Ley General para el Control del Tabaco prohíbe esta actividad e impone multas de 8 mil pesos a quien la realice.
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Sin embargo, las autoridades de los tres niveles de gobierno han puesto poco esfuerzo para regular tal situación.
Y tiene otra agravante: bajo ninguna circunstancia los comerciantes dedicados a esta actividad piden identificación oficial a sus clientes, por lo que pueden vender cigarros sueltos a menores de edad.
El comerciante callejero que entra a este negocio gasta entre 63 pesos en comprar una cajetilla de cigarros de la que obtiene entre 90 y 100 pesos, es decir entre 40 y 50 pesos de utilidad.
La mayoría de las personas que comercializan cigarros sueltos, lo hacen acompañado de dulces y otros productos.
Además de que hacerlo por horarios nocturnos debido a que hay menor inspección y porque el mercado es mejor.
“Yo siempre trabajo de noche porque realmente en el día ocurre que caminas, te cansas no se vende y si hace calor derrite los chocolates y amarga el cigarro puras fallas”, dijo Carlos Martínez, vendedor ambulante.
La necesidad del cigarro hace que el cigarro suelto sea una alternativa para los miles de fumadores del país, esto a pesar de los aumentos en el precio.
JMH