Javier Nolasco, de 75 años de edad, murió este domingo de un infarto fulminante, tras recibir la vacuna Pfizer contra el covid-19 en la UAM Azcapotzalco. Hoy, su familia advierte que no tenía problemas de salud y que fue atendido sólo por servidores de la nación, no por personal médico calificado.
"Mi papá no iba en estado crítico, tenemos un vídeo en dónde acude por su propio pie, no era un momento que nosotros dijéramos que iba a fallecer", expresó Viviana, su hija. "Nada más le preguntaron sus padecimientos, sus medicamentos y ¡adiós eso fue todo! , pero no estaban los médicos, eran los brigadistas".
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Las autoridades determinaron que la muerte de Javier no fue por la reacción de la vacuna, sino como consecuencia de su hipertensión, pero la familia asegura que su enfermedad estaba tratada y que en el módulo le recomendaron la vacunación a pesar de haber sufrido un derrame pleural el año pasado.
"Esa persona sí fue vacunada, después salió de la observación, cuando llegó a su casa se quedó dormida y falleció, desafortunadamente. Lo que se hizo fue la investigación epidemiológica de inmediato y lo que tenía esta persona es que era un enfermo cardiaco ya grave, hipertenso, diabético", informó la secretaria de Salud capitalina, Olivia López.
Pero Viviana sostiene que Javier estaba completamente controlado. "Tomó sus medicamentos pertinentes, desayunó y afortunadamente él se sentía a gusto, se sentía muy contento porque se había ido a vacunar".
Después de que la familia dio a conocer la muerte de Javier, una brigada acudió a su domicilio para realizarle una prueba de covid-19 al cadáver. El resultado fue negativo. La jurisdicción de la UAM Azcapotzalco fue la que otorgó el acta de defunción, sin fecha, hora, ni lugar de muerte.
Por ello, la familia pide que se investigue a fondo la forma de valorar a los adultos mayores antes de aplicar la vacuna contra el covid-19 para evitar otras muertes.
FS