Jesús Baños García soñaba con ganarse la Lotería para comprarle una casa a su mamá y a sus 5 hermanos; lamentablemente su deseo se truncó al caer una trabe del tramo elevado de la Línea 12 del Metro de la Ciudad de México. El Cho, como lo llamaban de cariño, fue una de las 26 víctimas del derrumbe: se quedó a dos estaciones de su casa y de llegar a cenar con su familia, que ya lo esperaba en San Andrés Mixquic.
El también seguidor del América, papá de una niña de siete años y fanático de la música reggae es recordado por sus familiares como una persona estudiosa, noble y amorosa.
El 3 de mayo, día del derrumbe, el joven de 27 años regresaba a su casa en Olivos, tras cumplir su jornada laboral en una fábrica de plásticos, ubicada cerca de Periférico Oriente.
El derrumbe ocurrió alrededor de las 22:20, hora en la que Jesús ya debía estar en su hogar porque generalmente lo hacía a las 21:30, pero ese día salió un poco más tarde del trabajo.
"Cuando pasó lo del Metro todos pensamos en mi papá porque a esas horas mi hermano ya estaba en casa. Él llegaba de nueve a nueve y media de la noche y pensé más en mi papá porque él trabaja un poquito retirado y tenía que usar el Metro. Pero mi mamá me dijo: ‘hija, tu papá está en la casa, está acostado, está bien, pero no encuentro a tu hermano’", contó Karen, hermana de Jesús.
Habló con su mamá una hora antes del derrumbe; lo esperaban para cenar
El último contacto que Jesús tuvo con su familia fue una hora antes del derrumbe, cuando se comunicó con su mamá, quien lo esperaba para cenar.
"Mi mamá fue la que habló con él una hora antes de que pasara todo y le dijo que no se tardara porque ya iban a cenar. Él iba a venir a verla y lo estaban esperando para cenar y desgraciadamente mi hermano ya no llegó".
A Jesús lo reconoció un amigo de la familia que trabaja como policía y estaba en la zona en el momento en que se derrumbó la estructura del Metro, sobre avenida Tláhuac.
Jugador de futbol amateur; el América le dedicó un gol
La vida de Jesús giraba en torno a su familia, su hija y el futbol. Los fines de semana jugaba como medio en dos equipos: Bayer y América, uno en Tláhuac, en la Ciudad de México, y otro en San Juan Tezompa, en el Estado de México.
"En realidad su vida era el futbol; sábado y domingo se la pasaba jugando. Venía a casa de mi mamá, le gustaba mucho jugar Xbox, no era de salir a fiestas, le gustaba más estar en su casa".
Desde los seis años participó en ligas de futbol de todas las categorías y ganó varios campeonatos, comenzando con el Atlético San Francisco Tlaltenco, un equipo conformado por sus primos y su hermano. Tras el derrumbe en el Metro, el Club América le dedicó un gol en la liguilla Guardianes 2020.
"Él era muy aficionado del América desde que nació; nunca le fue a otro equipo, era muy fanático de Cuauhtémoc Blanco y así lo apodaron muchos amigos".
Su familia le decía 'Cho' y cumpliría años en junio
El próximo mes, la familia de Cho, como le decían de cariño, celebraría su cumpleaños 28 con una comida; sin embargo, el accidente también les arruinó el festejo.
"El 18 de junio es su cumpleaños, nunca le gustó, pero nosotros siempre le hacíamos su comida y mis papás le daban su regalito".
Su comida favorita eran las pechugas empanizadas con espagueti y pepinos. Jesús se casó joven y a los 20 años tuvo a su única hija. Su hermana Karen recuerda que que él siempre quiso trabajar muy duro para darle una casa a su mamá, incluso decía que "un día se iba a ganar la Lotería y nos iba a regalar una casa a cada quien".
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