Curanderos de distintas partes del mundo pidieron la liberación de José Campos, líder indígena de la tribu peruana Shipibo-Konibo, quien se encuentra en prisión preventiva acusado de narcotráfico por traer ayahuasca a Ciudad de México en marzo de 2022.
La preparación a base de Banisteriopsis caapi (una especie de liana) y la planta chacruna se considera medicina ancestral en pueblos de la selva amazónica, pero al contener dimetiltriptamina (DMT), ilegal en México, el curandero de 64 años fue detenido por agentes de la Marina al llegar al Aeropuerto Internacional Benito Juárez, por lo que puede alcanzar hasta 25 años de cárcel por introducción de estupefacientes.
La abogada Natalia Rebollo detalló que hay una zona gris en la legislación, por la que personas como José son señaladas de delitos contra la salud al ejercer una tradición de más de 500 años que no se prohíbe en sus lugares de origen ni en algún país de América Latina.
“Existe confusión legal sobre su estado jurídico (…) los convenios de Naciones Unidas fiscalizan moléculas sintéticas, es decir, que han pasado por un proceso de extracción química; la ayahuasca es de origen natural, que se hace de manera artesanal en la que no versa ningún procedimiento farmacológico”, abundó Rebollo.
Añadió que la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes, encargada de la interpretación e implementación de esos tratados, establece que la ayahuasca no está sometida a estándares de fiscalización, por lo que afirmar lo contrario lastima a pueblos indígenas al criminalizar su patrimonio biocultural.
“Hay que entender que José y los pueblos indígenas que utilizan la ayahuasca viajan con sus medicinas ancestrales”, abundó.
Testimonios recabados por MILENIO revelan que la ayahuasca entraña un ritual de preparación a cargo de un guía como José, que tiene 40 años de práctica; quienes la han utilizado con fines religiosos o terapéuticos descartan un uso recreativo de ésta o que genere adicción.
“No es una droga para pasarla bien en el antro, se debe tomar en condiciones de ceremonia con gente conocedora”, contó Louis, quien está en un proceso de sanación con ayahuasca.
El caso de José dio pie a un diálogo en el Senado sobre su uso espiritual y ha llegado hasta la mañanera del presidente Andrés Manuel López Obrador; sin embargo, preocupa a las comunidades que hallarlo culpable siente un precedente negativo para la medicina ancestral en el país.
“Entristece cómo a una persona que ha dedicado su vida al bien de la humanidad a través de la ayahuasca se le criminalice por una guerra de narcotráfico”, comentó Ismael, estudiante de estas plantas.
Al juicio de José se han sumado especialistas en diversas áreas que brindaron su testimonio sobre los beneficios de la sustancia.
“José es conocido en muchas partes del mundo, gracias a eso estamos unidos, no es ningún traficante, es un ser humano que ha ayudado a mucha gente”, aseveró Ether, curandera.
“Como parte de nuestra política de drogas y la falta de conocimiento, se asocia el uso de estas sustancias, sagradas para muchos pueblos de Latinoamérica, con el uso de estupefacientes. La ayahuasca no solo tiene uso espiritual, también tenemos evidencia científica de su potencial terapéutico”, afirmó Víctor Ángel Mosti, especialista en genética y biodiversidad.
LG