La crisis del 2008 que golpeó a la mayor parte del mundo luego de la explosión de la burbuja inmobiliaria fue solo la antesala de lo que hoy estamos afrontando en materia de vivienda. El alto precio de las rentas y lo difícil que se ha vuelto acceder a una vivienda propia es ya un problema sumamente visible alrededor del mundo.
El problema a Nivel Nacional
En México será cada vez más recurrente escuchar que vivimos una crisis de vivienda. Todos los estados de la República según el índice del Sistema Hipotecario Federal (SHF) reportan un aumento trimestral, que termina siendo un incremento considerable al término de cada año.
A nivel nacional, el precio medio de una vivienda en el segundo trimestre del 2022 fue de 1 millón 502 mil pesos, aumentando 7.8% su valor respecto al mismo trimestre del año anterior.
Estos datos revelan el problema de la desocupación de las viviendas, si consideramos que este fenómeno de expulsión ocurre debido a que casas y departamentos están dejando de ser espacios para ser habitados por un tiempo prolongado como lo han reportado ciudadanos en redes sociales, y en su lugar se han vuelto sitios de rentas a corto plazo debido a la llegada de plataformas que se basan en un sistema de negocio de alquiler como Airbnb.
Un estudio indica que para frenar la crisis de vivienda en México es necesario construir cada año 800,000 viviendas a un precio accesible durante los próximos 20 años.
Como lo ha señalado este mismo estudio, son varios los factores que han desatado esta crisis permanente de vivienda que dificultan a las personas la adquisición de un hogar digno, como por ejemplo el estancamiento de los salarios y su mala distribución; crisis económicas que impactan en el crecimiento de un país; especulación inmobiliaria que infla arbitrariamente los precios y la dificultad para adquirir un crédito hipotecario.
Coneval en su documento “Principales retos en el ejercicio del derecho a la vivienda digna y decorosa” define a una vivienda como digna no solo por las dimensiones de esta y por los servicios con los que debe contar, como agua, drenaje y luz, sino que una vivienda digna también debe de ser accesible en precio por todos los perfiles socioeconómicos y culturales de una ciudad.
El problema de la vivienda en Guanajuato
Guanajuato vive como todos los demás estados un problema de vivienda si tomamos en cuenta el aumento anual del precio de esta y la pérdida de poder adquisitivo de la ciudadanía en general.
Datos mostrados por el Índice de Precios a la vivienda muestran que en Guanajuato el precio de una vivienda promedio se eleva considerablemente año con año.
Si en los próximos 5 años continúa la tendencia mostrada, podemos establecer que el precio medio de una vivienda en Guanajuato se establecerá aproximadamente entre $1 millón 600 mil y $1 millón 700 mil.
Según la Encuesta Nacional de Vivienda 2020 del INEGI, el estado tiene una necesidad de construcción, renta o compra de casas del 23%, posicionandolo en un nivel medio respecto a todos los demás estados de la República.
La misma encuesta muestra que el 61% de la vivienda es rentada, posicionando a Guanajuato en el cuarto lugar nacional de los estados donde el porcentaje de viviendas particulares habitadas rentadas lo son por que las personas no tienen el suficiente dinero para adquirir un hogar propio o no pueden acceder a un crédito hipotecario.
Este dato refleja la incertidumbre que puede llegar a vivir una gran cantidad de personas en el estado respecto a tener un techo seguro para su familia.
Además, cabe destacar que el gasto por hogar es también un factor que puede minar la capacidad de compra futura de una vivienda. Se piensa que los problemas inflacionarios afectan a todos por igual, sin embargo, esto no es así. El Banco de México reportó que la canasta básica que adquieren los hogares con ingresos más bajos aumento un 1.7% más que la canasta consumida por los hogares con ingresos más altos .
Según la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares 2020 (ENIGH) del INEGI, en Guanajuato el ingreso promedio trimestral de un hogar es de $48,388. Es decir, $16,129 al mes o $4,032 a la semana. Con este ingreso promedio resulta casi imposible que una persona que pertenece a un hogar con ingreso promedio pueda aspirar a comprar un hogar.
El derecho a una vivienda digna está plasmado en la Constitución Mexicana y en la Constitución de todos los Estados de la República, sin embargo, mientras la vivienda siga siendo vista en primer lugar como un negocio y no como un elemento de primer orden para el bienestar de las familias se mantendrá la dificultad de ser adquirida a precios razonables.
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