A raíz de experiencias trágicas, Kenya Cuevas se convirtió en una defensora de los derechos de la comunidad LGBT, transformando todas las adversidades de su vida en fortaleza.
Comenzando oficialmente su trayectoria de activismo en el año 2016, el coraje, la frustración y la tristeza de Kenya, derivados del asesinato de su amiga, Paola Buenrostro, se convirtieron poco a poco en una labor de lucha constante que, pese a poner en riesgo su vida, no ha cesado hasta el día de hoy.
- Te recomendamos Guanajuato cierra 2022 con más de 400 quejas por violaciones a los derechos humanos Comunidad
Se trata de la fundadora de ‘La Casa de las Muñecas Tiresias’, y una de las personas que dieron vida a la defensa de la comunidad trans en México; misma que, principalmente en los años 80’s y 90’s, sufría de una mayor discriminación y rezago.
Actualmente cuenta con múltiples logros y reconocimientos nacionales e internacionales, entre los que figuran la apertura de la casa hogar ‘Paola Buenrostro’, así como el haber sido nombrada como una de las mujeres más poderosas de México en el año 2021; una de las cincuenta personas que transforman México en el 2020, y, desde luego, el haber impulsado la Ley Paola Buenrostro, que busca tipificar el delito de 'transfeminicidio' en el país.
Comenta que una de las personas que se esconden detrás de su labor es su abuelita, quien en un inicio la ayudó a aceptarse tal cual era y creer en sí misma, y que hasta el día de hoy la acompaña.
“Esa mujer que me enseñó a ser quien soy, que me enseñó valores que me dejó muy bien arraigados, y que hasta el día de hoy sigo haciendo lo bueno por ella, porque ella me enseñó a mí. Yo creo que eso es importante y por eso la tengo aquí”, expresó.
- Te recomendamos Clubes migrantes se cuatriplican en Guanajuato en 4 años Comunidad
Por otro lado, aunque poco se había dado a conocer, detrás de su nombre también se esconde cierta emotividad, ya que se relaciona con una persona que la protegió en su infancia, en un momento donde ella era vulnerable.
“Desde el kínder yo tenía una compañerita que se llamaba Kenya, y ella siempre me jalaba a jugar y los niños me decían niña, porque eso se notaban que no jugaba con ellos, que estaba con las niñas. Y Kenya era una niña muy canija, que era la que me defendía (…) y yo le dije: si algún día llego a ser niña, me voy a llamar Kenya”, relató.
En ciertos momentos, recuerda las dificultades que viven los miembros de la comunidad LGBT, particularmente las personas trans, ya que, tal y como sucedió con ella, pueden verse alejadas de sus familias y de la empatía de la sociedad.
“Cuando no llega a haber esta aceptación, la persona que está siendo afectada puede verse orillada a encontrarse en círculos viciosos, o en espacios de vulnerabilidad. Yo creo que desde esa perspectiva los padres pueden reflexionar. Porque nos mandan al matadero cuando no hay una aceptación, un acompañamiento o un entendimiento sobre la comunidad”
No obstante, su fortaleza ha quedado en evidencia en más de una ocasión, e incluso ha mencionado que su convicción es tan clara, que desde el inicio del movimiento no ha parado, realizando pequeñas y grandes acciones todos los días, encontrando motivos, principalmente, en las personas que ayuda.
“Los reconocimientos los aceptas y dices: ¡qué chido!, pero para mí, mi mayor reconocimiento como activista es ver los logros de estas personas, eso no tiene precio”, dijo.
MLMG