La otra cara del turismo masivo en Ciudad de México; “este no es el lugar donde yo crecí”

De 2010 a 2022, las personas extranjeras residentes en el país se contabilizan por encima de las 847 mil; CDMX ocupa la segunda posición con el 18%.

La mayoría de los inquilinos son propietarios de un departamento.
Miguel Ángel Pérez
Ciudad de México /

En un principio, Tace llegó de Australia a México para seguir su viaje a Costa Rica; pero por lo accesible que resulta el tiempo de estancia en el país para un extranjero decidió quedarse. Seis años después vive en la colonia Letrán Valle tras haber vivido en otras como la Postal, Guerrero y Narvarte.

Llegar aquí no fue planeado. “Vine viajando sola. Me gusta tanto México, conocer el país y su cultura: aquí no hay impuestos para turistas, es más atractivo venir”. En la actualidad se desempeña como productora de bandas emergentes, ajena al trabajo a distancia de los llamados “nómadas digitales” y que ahora cuenta con una visa permanente y está casada con un mexicano.

En este contexto, de acuerdo con la Organización Mundial de Turismo (OMT), el país se encuentra entre los diez más visitados a nivel mundial en segunda posición después de Francia con 31.9 millones de visitantes y por encima de países como España, Italia, Estado Unidos o Alemania, y que además, es un sector que ha dejado una derrama de 13 millones de dólares en la primera mitad del año.

Por su parte, la Ciudad de México se ha convertido en el epicentro de extranjeros residentes que se sienten “como en casa”, pues la demarcación alberga 158 mil colonos contabilizados desde 2010 a 2022 por el Instituto Nacional de Migración (INM) de un total de 847 mil registrados en el país, además de ocupar el tercer puesto como una de las urbes que ofrece “mejor calidad de vida para los extranjeros”, según la encuesta global “Expat City Ranking 2022” .

“La ciudad ha tenido muchas mejoras desde que estoy aquí: ya no hay microbuses, hay más bares, parques y edificios más grandes, pero hay una gentrificación y yo la veo por la construcción que hay en esas zonas”: es el caso de una colonia que antes era “barata”, situación que narra Tace a medida que pasa el tiempo en la ciudad, pues zonas que antes eran baratas ya no lo son, lo que ha provocado su desplazamiento forzado y el juicio constante por su condición de extranjera.


El país se encuentra entre los diez más visitados a nivel mundial.

“Desplazamiento y desigualdad” como fenomenos del turismo

Un “proceso de renovación de una zona urbana que implica el desplazamiento forzado de su población original”, se define el fenomeno conocido como gentrificación de acuerdo con la Real Academía Española (RAE), termino que va de la mano con la llegada de una afluencia masiva de turistas -un proceso más corto que no desplaza- que busca satisfacer la demanda de servicios de la población extranjera en hospedaje, alimentación y ocio conocido como turistificación.

“Un aumento en el precio de rentas en una zona turística genera gentrificación, desplazamiento y también desigualdad”, explica Máximo Jaramillo, quien además de ser sociólogo es reconocido por su papel como codirector del Instituto de Estudios sobre Desigualdad (INDESIG) y voz del movimiento contra narrativas que crean desigualdades conocido como ”Gatitos contra desigualdad”.

“No hay información o evidencia que muestre que se están logrando los objetivos de que exista un turismo mucho más social”, explica en entrevista con MILENIO el codirector de Indesig, quien mediante foros y mesas de diálogo ha visibilizado problemáticas derivadas de “una mala planeación de turismo social” como lo es el el derecho a la vivienda, alza de rentas y la ocupación de estás por plataformas como Airbnb que han generado el desplazamiento forzado de quienes en algún momento fueron inquilinos por años.

Plataformas como Airbnb que han generado el desplazamiento forzado.

Ambos casos ocurren en distintas colonias de la ciudad, situación que vive Diego, tercera generación que ha sido parte de la transformación de un barrio como la Condesa, donde los cambios por el desarrollo inmobiliario y el acaparamiento del espacio público son visibles al paso de los años.

En un edificio donde la mayoría de los inquilinos son propietarios de un departamento ha sido su hogar en una colonia donde el alquiler llega a costar hasta 27 mil pesos (1400 dólares) en promedio: ocupando la quinta posición de oferta a viviendas en renta de la ciudad, según datos de la página Propiedades.com.

La mayoría de los inquilinos son propietarios de un departamento.

Zonas para el ocio como restaurantes, bares o cafeterías forman el paisaje urbano, pues hubo un cambio de giro en donde antes “veías más negocios locales como tlapalerías, panaderías y tortillerías”, afectando compras de productos que se encuentran entre los 40 de la canasta básica como es la tortilla de maíz.

“Aquí no hay una forma de conseguir ni tortillas”, narra Diego, que ahora percibe los anuncios de los nuevos negocios en un idioma que no es el suyo, sino el inglés, pues suele reconocer inglés de diversos acentos y atisbos de francés: “Escucho inglés de acento británico y francés: esas son las dos lenguas extranjeras principales”, puntualiza.
Canasta básica alimentaria

Por otra parte, cada vez hay mayor acaparamiento del suelo, ya sea por restaurantes o bares que obstruyen la acera y entorpece la circulación, además de de zonas destinadas para uso inmobiliario, donde es recomendable la construcción de tres pisos en edificios por tratarse de una zona sísmica, de acuerdo al Programa Delegacional de Desarrollo Urbano de Cuauhtémoc, y que no se ha tomado en cuenta: es el caso del edificio localizado - y ya clausurado- en la calle de Nuevo León de siete pisos y un helipuerto que resultó dañado en el sismo de 2017.

“En ocasiones me siento fuera de lugar, no es el lugar donde yo crecí”, señala Diego, que al igual que los vecinos percibe una centralización de necesidades, pero que no está en contra de las migraciones: “Yo soy de la idea de que la movilidad y las migraciones son un derecho humano indebatible; lo que me parece problemático es esa disparidad”, reflexiona.
Cada vez hay mayor acaparamiento del suelo.

Sin embargo, el contexto de desigualdad y desplazamiento ha escalado para personas como Tace, quien a pesar de no recibir una divisa del extranjero y ser residente regulada, se ha enfrentado a un juicio en redes que la ha motivado a mudarse de la ciudad.

“He visto el odio con el que hablan en redes, aunque no es direccionado hacia mi persona, me siento más incómoda. Estoy consciente de lo que está pasando en la ciudad, pero con este tema y hasta el odio al extranjero he dejado las redes en pausa. No quiero ser parte de este problema, estoy consciente que ven a una extranjera y ese es el caso”.


HCM


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