El Ciervo, El Molacho’s, El Manolo y La Alemana son sólo algunas de las cantinas de Guadalajara que a pesar de en su momento ser de las más atractivas y vivir años de gloria, desafortunadamente no pudieron con el paso de los años, se perdieron en el camino y cerraron sus puertas de manera definitiva, al menos hasta el momento.
Cada uno de estos míticos lugares donde se reunían hombres y mujeres de todas las edades, (bueno a partir de los 18 años por supuesto) a compartir de un trago, una canción o una charla, se quedaron entre sus paredes con buenos recuerdos, grandes experiencias y parte de la historia de Guadalajara, pero de esa Guadalajara cantinera que resuena al compás de las copas.
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El Ciervo; muy tradicional y diversa
Folclore, modernidad, impecable servicio, arte, así como una gran apuesta por la diversidad fueron parte de El Ciervo la cual fue considerada la única cantina, con toda la extensión de la palabra cantina y con toda la tradición que esta conlleva; en ser gay en Guadalajara y con 35 años de historia cerró apenas en el 2023.
Esta peculiar cantina abrió sus puertas en 1978 de la mano de Susanito Rodríguez quien siendo un gran amante de la cacería optó por El Ciervo como el nombre oficial de este espacio que en un principio solo tenía el giro de restaurante mexicano. Tan sólo nueve años después este restaurante cerró sus puertas, entonces los hermanos Isaac y Vicente Osornio entraron en acción, no le cambiaron el nombre, pero si el giro y transformaron este lugar en una cantina, pero no cualquier cantina, una muy diversa, como se les conoce popularmente; de ambiente, que desde entonces tuvo que defenderse de la discriminación, así como de los señalamientos y ataques de las personas moralistas.
En sus paredes colgaban los cuadros de las divas mexicanas; María Félix, Angélica María, Silvia Pinal, Verónica Castro y muchas otras representantes de la cultura mexicana. Las botanas y bebidas también eran protagonistas por ser deliciosas y bien servidas.
El Ciervo rompió la regla de ser un espacio principalmente de hombres, pero de esos muy machos, para ser ese espacio ideal para la comunidad diversa y cualquier persona en general, pues el respeto era el pan de cada día. Tuvieron una nueva reapertura con nueva administración en el 2017, y tras sobrevivir incluso a la pandemia, en el 2023 cerraron sin dar a conocer si nuevamente reabriría.
Los buenos tiempos con La Alemana
Fue fundada en 1907 por el alemán Máximo Bohnstedt, es decir hace más de 100 años, desde entonces ganó popularidad por el sabor de su cocina y la simpatía del propietario.
La cantina se estableció en la planta baja del hotel que llevaba su nombre, en la esquina de las calles San Francisco y Miguel Blanco y desde entonces se convirtió en un referente, pues como cantina permaneció por cerca de 60 años, después, en 1960 cambió el giro a fonda.
Como fonda/restaurante contribuyó a hacer famosas las tortas ahogadas, platillo representativo de la cocina tapatía, también hizo famosas las enchiladas a La Alemana, los riñones al Jerez, los sesos en mantequilla negra y las cervezas servidas en Chabelas. Siempre conservó una parte de la barra original de la cantina y algunos espejos, también el piano que amenizaba el ambiente.
Por sus puertas ingresaban políticos, actores y distinguidos personajes de Guadalajara y de México en general quienes atraídos por su fama no resistían ser parte de esta tradición.
Finalmente, entre el 2019 y el 2020, después de más de 100 años de historia y de deleitar los paladares de los tapatíos, cerró sus puertas de manera definitiva pues ahora un restaurante de comida china ocupa el gran hueco culinario y recreativo que La Alemana marcó durante toda una época en Guadalajara.
El Molacho’s, el cierre más doloroso en Guadalajara
El Molacho’s fue sin duda una de las cantinas más queridas en Guadalajara, fue también una de las que más pesó cuando cerró en el 2017, este espacio albergó miles de risas y momentos de fiesta, mucha tradición, sabor y toda la algarabía de las cantinas de antaño.
Abrió sus puertas en 1962 en el segundo piso de la finca ubicada en Juan Manuel 398, esquina con la avenida Alcalde, y en ese entonces se le conocía como ‘Las Escaleras’, pues para accesar había que subir unos cuantos escalones, este también fue su sobrenombre más reconocido.
Don Eduardo Rodríguez fue el dueño, ya tenía experiencia en el ramo de las cantinas pues fue propietario de algunas otras, sin embargo, El Molacho’s se convirtió en la principal y la más consentida, el nombre fue también una característica de don Eduardo pues comenzó a perder los dientes y no soportó las dentaduras postizas por lo que su apodo fue el molacho y de ahí derivó en que fuera el nombre oficial de esta cantina.
El espacio era pequeño, pero bien distribuido, y bonito, con ventanas que daban vista las calles del centro de Guadalajara, y un piano de cola donde maestros, músicos y cualquier persona con conocimientos de instrumento podían tocarlo y amenizar el ambiente, ese que de por si ya era el ideal para las charlar y la camaradería.
Sus botanas todas gratuitas rescataban el sabor de la comida mexicana y ni hablar de su servicio, todo esto le valía ser parada obligada dentro de los tours gratuitos por cantinas que organizaba el municipio de Guadalajara.
Tras varios años de idas y vueltas, de no lograr sostenerse, finalmente en febrero del 2017 la imagen de las sillas, mesas, cajas de botellas afuera del establecimiento recorrió las redes sociales confirmando el cierre definitivo de esta cantina que se ganó un gran lugar en los corazones de los tapatíos por cerca de 55 años.
El Manolo una amabilidad que se extraña
El Manolo fue una de las cantinas que vivió las glorias de la Guadalajara antigua, tradición para toda la familia y un sabor espectacular enmarcaron su historia que duró 49 años.
Manolo abrió sus puertas en el año 1968, de la mano de don José Manuel Rodolfo Herrera Díaz, quien bautizó el lugar como a él le apodaban, se encontraba sobre la avenida Niños Héroes en el antiguo barrio de San Antonio y rápidamente se convirtió en un referente de los bares tapatíos.
Como la tradición lo marcaba las botanas eran cortesía y por demás deliciosas destacando sus carnitas, además contaba con una muy variada oferta de bebidas, tragos, preparados y licores para que nadie se quedara sin una bebida en la mano.
El ambiente siempre fue de lo mejor, los fines de semana el mariachi armonizaba y ponía la fiesta, la camaradería estaba a la orden del día, los meseros y personas que trabajan aquí eran por demás amables.
Esta cantina fue tan popular e importante que tuvo al menos otras tres sucursales repartidas por el Área Metropolitana de Guadalajara, el más grande Manolos Campestre y el que permaneció abierto hasta el 2022, pero el Manolo original comenzó a perder fuerza y averse descuidado luego de la muerte de su propietario José Manuel, hasta que finalmente en el 2017 cerró sus puertas marcando el fin de una de las cantinas más importantes de Guadalajara.
Estos son sólo algunos de los nombres de cantinas más reconocidos que ya no pudieron sobrevivir, sin embargo son muchas más las que marcaron la historia de Guadalajara y que ahora se quedaron solo en un recuerdo.
MC