“Las inmobiliarias son carroñeras”

ESPECIALES MILENIO/REPORTAJE/A UN AÑO DE LOS SISMOS

Para las constructoras ha existido una recuperación del mercado de 10% en los precios respecto al año pasado y aseguran que la demanda no para; “el fantasma del sismo de 2017 ya no existe, las calles recobraron su actividad”.

Para los habitantes de las colonias Hipódromo, Condesa y Roma, la otrora vitalidad de esas zonas se perdió tras el 19-S. (Jorge Carballo)
Alma Paola Wong
Ciudad de México /

Las grietas atraviesan por completo los muros divisorios del amplio departamento formando una “x”. Su impresionante tamaño atemoriza a quien ingresa al departamento, pues pareciera inhabitable; no obstante, no son muros de carga, solo el “cascarón” del edificio, asegura Rafael Maldonado, propietario del apartamento con 40 años de antigüedad ubicado en la colonia Hipódromo. “No son daños estructurales”, afirma.

Las columnas permanecen intactas, que es lo que permite que siga de pie el inmueble, no así la fachada marcada con el número 160 de Alfonso Reyes, cuyos recubrimientos amenazan con desprenderse, en una de las colonias que fueron más afectadas por el sismo del 19 de septiembre de 2017.

“Esto es de lo que se han valido las financieras y las constructoras para decir: ‘su edificio está terrible, sálganse y se los compro muy barato o les hago un contrato de crédito, les reconstruyo el edificio, les pongo más pisos y su departamento va a quedar en garantía del préstamo’”, relata el hombre de 73 años de edad mientras toca las grietas en cada uno de los cuartos.

Durante un año, Maldonado junto con otros vecinos han protegido su edificio de la intención de una inmobiliaria de apropiarse del predio para construir un nuevo desarrollo.

Uno de los apartamentos pertenece a un propietario de una inmobiliaria, asegura, quien ha tratado de comprobar que la reparación del lugar es muy costosa y casi imposible. Rafael refuta la afirmación con un documento del Instituto para la Seguridad de las Construcciones en Ciudad de México que dictaminó una reparación mayor, pero no la categoría “inhabitable”.

“Las inmobiliarias son unas carroñeras que solo han tratado de aprovecharse de nosotros inventado que no hay otra más que vender”, acusa.

Ha transcurrido un año y pese a la urgencia del caso, el inmueble no ha sido reparado por las autoridades. Tampoco es opción para Rafael y su esposa, por su edad, abandonar el lugar y conseguir un crédito para una nueva vivienda.

“Siento una terrible angustia vivir entre estas paredes, es un edificio herido. Pero está en buenas condiciones para ser reconstruido en sus muros, porque esto es donde pienso vivir el resto de mis días con mi esposa. ¿A dónde más puedo irme?, ¿solicitar un crédito por 20 años? Eso ya no es posible ni justo a mi edad”, reclama.

Cocina, sala, recámaras, estudio, no hay un solo lugar sin las gigantescas grietas. La decoración del departamento sigue sin ser la misma tras el sismo magnitud 7.1. Todos los objetos, muebles y libros del matrimonio yacen en cajas en medio de las habitaciones, a manera de islas.

Bajo estas condiciones, para los residentes de las colonias Hipódromo, Condesa y Roma, la otrora vitalidad de estas zonas se perdió.

“Estamos lejos de una recuperación franca. Esperaríamos que el mismo gobierno hubiera sido parte de este funcionamiento, pero no ha sido más que burocrático y omiso. Lo que tuvimos fue un éxodo por parte de muchos vecinos y gente que era originaria de la colonia”, asegura Quetzal Castro, coordinadora del Comité Hipódromo II.

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Pero las inmobiliarias no piensan igual. Para éstas ha existido una recuperación de 10 por ciento en los precios respecto al año pasado y la demanda no para.

“Ese fantasma del sismo de 2017 ya no existe, las calles han recobrado su actividad, y junto con esto el sector inmobiliario”, considera Alejandro Kuri, presidente de la Asociación Mexicana de Profesionales Inmobiliarios (AMPI).

Los precios de venta en estas colonias oscilan entre los 60 y 85 mil pesos por metro cuadrado, mientras que el año pasado, previo al terremoto, iban desde los 60 hasta los 70 mil pesos, según datos de la AMPI.

Solo bastaron unos meses para que el mercado se volviera a estabilizar.

“En ambas colonias se está dinamizando la oferta. Hoy tenemos en construcción en la Condesa alrededor de 18 desarrollos nuevos y en la colonia Roma casi 30.

“De septiembre de 2017 a marzo de 2018 el mercado recuperó sus niveles anteriores, se detuvo durante ciertos meses y después empezó a recuperarse hasta el repunte de 10 por ciento en los precios en marzo pasado”, añade Kuri.

El número de las manifestaciones de construcción presentadas ante la delegación Cuauhtémoc en dichas colonias demuestra que se mantienen en la preferencia del mercado.

En 2016 hubo 77 manifestaciones de construcción en las colonias Hipódromo, Condesa y Roma, de las cuales 47 fueron para obra nueva. Mientras que de septiembre de 2017 a agosto de este año se han otorgado 73 licencias, de las cuales 50 corresponden a obras nuevas.

“Estas colonias han regresado a la normalidad en 70 por ciento, 30 por ciento restante hablamos de uso habitacional y establecimientos mercantiles que aún no se recuperan.

“Antes del sismo eran las colonias con mayor demanda, tanto para vivir como para restaurantes, después hubo una baja en las rentas y propiedades como de 25 por ciento. Pero ya se han recuperado, ahora deben estar igual que hace un año antes del temblor”, explica Rodolfo González, jefe delegacional de Cuauhtémoc.

Pese al gran sismo ocurrido hace un año y las lecciones que pudieron haber aprendido constructoras, en estas colonias se registran, hasta ahora, seis desarrollos en proceso de verificación debido a posibles irregularidades en su edificación.

“Lo que sigue ocurriendo es que exceden los pisos autorizados. Estas colonias no dan para más de seis pisos y siguen incumpliendo con las normas de construcción básicas de Protección Civil, además de daños en las colindancias”, expone el delegado.

No obstante el dinamismo del mercado inmobiliario en estas colonias, aún hay damnificados que esperan soluciones y a quienes los ofrecimientos de las constructoras no convencen o, peor aún, les generan zozobra.

“Doce meses después estamos en una situación angustiosa, verdaderamente amarga” , concluye Rafael Maldonado.

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