En 5 barrios nació la esencia, tradición y orgullo de León

Comunidad

Estas colonias se han transformado a lo largo de varias generaciones;muchas familias han emigrado, pero sus habitantes mantienen el orgullo de vivir ahí

Colonia San Miguel (Foto Dany Béjar)
David Rivera
León /

San Juan de Dios, San Miguel, Barrio Arriba, El Coecillo y San Pedro de los Hernández... estos lugares pertenecen a León ciudad tradicional y cosmopolita, pero comparten un rasgo en común: fueron las primeras colonias que se habitaron en la ciudad.

Con el tiempo, se fueron expandiendo, pasaron por altibajos, quedaron olvidados, pero la tradición y el valor histórico quedará para siempre.

Desde la fundación del primer barrio por allá de 1580, la ciudad no ha dejado de expandirse, pero esto no necesariamente significa un cambio positivo, pues la mayoría de estas primerias colonias se han quedado en el olvido, por excepción de las personas que han vivido toda su vida en este lugar, la mayoría ya adultos de la tercera edad.

Personas mayores, quienes están sentados, en su mayoría en grupos de dos o más, contemplando a las personas pasar, mientras recuerdan sus años de juventud y el pasar del tiempo.

Barrio de San Miguel

En 1576 se fundó la Villa de León, para dar paso, cuatro años más tarde, al pueblo indio de San Miguel. Los lugares más emblemáticos de esta colonia son el Parque Juárez, en donde, sin importar la contingencia, se reúnen muchas personas desde tempranas horas de la mañana para hacer ejercicio en la parte que se remodeló hace ya poco más de un año.

Del otro lado de este lugar, permanece imponente la estatua homenaje al Benemérito de las Américas, aunque rodeada de maquinaria pesada y cintas de precaución, pues esta parte se encuentra en construcción todavía. Incluso, en un extremo se observan montones de tierra y arena, reposados sobre una antigua estación de transporte público.

“Mucha gente, muchísima gente que venía por sus lechugas, y qué andar desinfectando, así mero, de la tierra se la comían, las zanahoritas también... también ya todo eso se terminó, se convirtió en fábricas”, recuerda Raquel García Guevara, habitante de 66 años de la calle Río Verde, y que toda su vida ha vivido en este tradicional barrio.

Caminando cinco cuadras por la calle Independencia se llega a la Parroquia de San Miguel, rodeado de un parque y un mercado que llevan el mismo nombre, recintos que no cuentan con la gloria y magia de antaño.

El mercado cuenta con varios negocios, en donde, pese a las indicaciones de sanidad, los comercios reciben a más clientes, dispuestos a comprar cualquier tipo de productos, desde frutas, carne, películas, y víveres en general.

El Coecillo

Un par de años después de la fundación del Barrio de San Miguel, vio la luz el “Cuisillo”, como se le conocía anteriormente, ubicado a un costado del río de los Gómez. Entrar al barrio del Coecillo tiene dos contrastes muy marcados: la plaza de San Juan del Coecillo, un jardín que actualmente se encuentra en remodelación. Los jardines que rodean el kiosco principal tiene muy poca hierba ya, caída como producto del intenso calor que se vivió en meses posteriores y también, por el poco mantenimiento que le han dado.

Cuenta Jesús Galván, un hombre de 85 años que durante toda su vida ha caminado por estos jardines y calles, que la actual plaza no es nada comparada a la que era en sus tiempos de su juventud, evidentemente. Sin embargo, no ha sido tanto una evolución, sino lo contrario.


“Este jardín era muy bonito. En aquellos años, ahorita no. Ahorita esto parece cementerio, ya no es jardín, en la noche está solo”, cuenta Don Jesús, quien también hizo remembranza de sus años de niñez cuando se acudía a este parque a jugar futbol, trompo, dados, y demás juegos, bajo muchas jacarandas que adornaban la plaza principal.

Hay otro parque, caminando algunas cuadras llenas de vida y actividad comercial, llamado San Francisco del Coecillo, un lugar más pequeño, pero con más vista verde y actividad, pues aquí está ubicado el mercado, al cual muchas personas entran con bolsas vacías y salen con los productos que consumirán en la semana

Hay dos puestos de flores que se encuentran a un lado de este lugar, en el que mujeres preparan los más hermosos adornos para quienes deseen llevarse un poco de frescura y belleza natural a sus hogares o para regalar.

San Juan de Dios

Adentrándose al centro de la ciudad se encuentra el tradicional Barrio de San Juan de Dios o Barrio Abajo, y siguiendo las venas de esta colonia se llega al corazón, que es la Plaza Principal, un parque lleno de árboles altos (y también viejos), rodeados por bancas de madera que fueron remodeladas hace algunos meses atrás. En el centro, se encuentra una fuente antigua, donde de tanto en tanto corre agua por sus orificios.


Al lado de este pintoresco parque está situado el Templo de San Juan de Dios, un edificio de estilo churrigueresco donde se venera a San Rafael. Dicha edificio santo data de 1685 aproximadamente.

Pero no se puede hablar de San Juan de Dios sin mencionar las frescas y deliciosas nieves y de Don Marcos, la primera nevería, cuyas puertas abrieron en 1920.


“Estaba desolado, no había prados, no había nada, pura tierra”, narra Rosalío Hermosillo, nieto de Marcos Hermosillo, fundador de estas nieves, que durante mucho tiempo se mantuvieron como las únicas en esta calle, hasta que hace unos 20 años, otros negocios con el mismo giro se colocaron en esta calle

Se dice que en San Juan de Dios tuvieron su origen las Guacamayas, platillo típico leonés.

También, es hogar del mítico portero mexicano, Antonio “La Tota” Carbajal, que por más de 60 años mantuvo una vidriería abierta, que lamentablemente, cerró hace aproximadamente unos cuatro meses.


Barrio Arriba

En 1597, de acuerdo con una disposición virreinal, los mulatos libres y sus familias tenían que ir a un lugar en específico donde harían sus vidas, Así nació el Barrio de la Canal, o como se conoce actualmente, Barrio Arriba.

Durante el siglo XX, esta colonia gozó de muchas manifestaciones socioculturales, lo que derivó en su consolidación como la zona industrial de la curtiduría y de calzado más importante de la ciudad.

Pero con el tiempo, estas tenerías fueron cerrando, desapareciendo el auge económico y social que esta colonia presentó.


Ahora, la plaza principal luce con poca gente que recorra sus calles, o se siente en sus bancas, solo algunos adultos mayores.

“Era el barrio más rico de León. Aquí había mucha curtiduría, zapatería, había fábricas, tallercitos, picas, maquileros, tenerías grandes en forma, y todo esto se ha desparecido, gracias al buen tino de todas las autoridades que se llevaron toda la industria de aquí”, indica Eduardo Serrano, un vendedor que por más de 40 años se dedica a atender clientes sobre el jardín principal.

San Pedro de los Hernández

En este lugar que la tradición y costumbres se mantienen intactas, pero la arquitectura y sus calles no cuentan la misma historia.

Lo primero que se escucha al llegar al Jardín Principal son los gritos de varios niños corriendo y jugando entre las bancas, persiguiéndose los unos a los otros.

Antes de existir en este lugar comercios y negocios solo había terracería, pocas casas y muchos animales de granja.


“Antes eran calles terregosas, había muchas vacas, la iglesia está muy bonita, antes no estaba así, ha cambiado tanto, ahora hay mucho delincuente”, lamenta una vecina de 75 años de esta colonia.

“Que hacer barrio significa hoy por hoy saber de los matices y las bellísimas expresiones de una cultura local que apremia a no desaparecer y sea reconocida en el mundo”, escribe Juan Carlos Porras, director del Centro de Investigación y Estudios Literarios de León.

Estos son los cinco barrios originarios precursores de la metropoli cosmopolita de León


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