Conocer los permisos y licencias, en particular las expedidas por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) que amparan la construcción de las salidas de la Línea Tres del Tren Ligero en estaciones del Centro Histórico y una audiencia pública a la brevedad son algunas demandas que han solicitado a diversas instancias gubernamentales sin obtener alguna respuesta, integrantes de la Academia Nacional de Arquitectura, según lo establecen en una misiva del cual este medio tiene una copia.
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En la carta dirigida a autoridades federales y municipales, reiteran su “rechazo a la intervención en el Centro Histórico en la Ciudad de Guadalajara, por la agresión del patrimonio cultural construido en el conjunto de las estaciones del Santuario de Guadalupe y el Jardín Alcalde; la Plaza de Armas de Guadalajara, sus portales y el edificio del Palacio de Gobierno y el Ex Convento de San Francisco”. Los expertos rememoran que “no es un reclamo reciente”, ya que convocados por el Centro SCT Jalisco externaron dichas preocupaciones en varias ocasiones desde 2016 a 2018.
“Como ciudadano, fue una sorpresa no del todo agradable, la colocación de esas estructuras invasivas que afectan el paisaje del Centro Histórico, en la Plaza de Armas, la más antigua de la ciudad que requiere cuidado especial y en El Santuario. Me parece que están mal diseñadas, no corresponden a lo que se debió haber hecho. Debió cuidarse siempre la afectación al Palacio de Gobierno, bloquean el paisaje. Me parece preocupante como especialista que esa estructura tan fuerte y significativa se pone en contraposición al importantísimo kiosco de art nouveau, se lo come, le resta jerarquía”, compartió Ignacio Gómez Arriola, perito del Centro INAH Jalisco.
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El experto dijo que “la contradicción estuvo en que hubo dos gestiones, por un lado la del gobierno estatal a través de la Secretaría de Infraestructura y Obra Pública (SIOP) que presentaron el proyecto del Paseo Alcalde al INAH Jalisco y en el cuál no se especificaban ahí dichas estructuras. La otra gestión la hizo la propia STC de manera directa con las oficinas del INAH en la Ciudad de México y no nos dimos cuenta qué fue lo que presentaron, los permisos los otorgaron allá”.
Agregó: “Como ciudadano creo que si hay voluntad de la STC y del gobierno estatal se podría buscar un replanteamiento para colocar unas estructuras más transparentes y ligeras que no afecten al paisaje urbano. La autoridad tendría que asumir que ese proyecto arquitectónico no corresponde al entorno y que se puede hacer ese rediseño con estructuras transparentes que pasen desapercibidas y que protejan al mismo tiempo las escaleras eléctricas”.