Originaria de la comunidad de Rincón de Tamayo en el municipio de Celaya, Camila García es una mujer trans que con sus “Conchas Arcoíris” saltó a la fama a través de un documental de Netflix. Y es que su emprendimiento busca no solo ofrecer un alimento rico y colorido, sino también llevar un mensaje de inclusión y aceptación a favor de la comunidad LGBTQ+.
Su participación se dio gracias a un amigo que trabaja en una agencia de publicidad, quien publicó una nota sobre sus peculiares conchas hace dos años y, al enterarse en 2021 de la serie que se estaba preparando y la búsqueda de historias con un verdadero significado, no dudó en recomendarla.
De una familia con tradición panadera, la idea de las conchas surgió gracias a su hermano Jorge, quien elaboró la primera concha arcoíris a manera de un obsequio. Posteriormente, al subir una foto a las redes sociales, este peculiar pan llamó la atención de muchos, viralizándose.
”Yo vengo de una familia de panderos, mi bisabuelo era panadero y yo imagino que inclusive más atrás debe de venir la vocación; mi bisabuelo, mi abuelo y mi papá... Yo decidí adoptar la tradición para no perder el conocimiento de mi familia, además de que en mi comunidad se elabora mucho pan; no es exageración que en cada cuadra hay una panadería, porque mucho de nuestro pan se lleva a comunidades y ciudades cercanas, a Rincón de Tamayo, para su venta”, narra.
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Para Camila, retomar el oficio de su familia también representó una oportunidad de emprender y autoemplearse, pues las mujeres trans aún no cuentan con toda la gama de oportunidades para desempeñarse laboralmente, aún impera la discriminación
"Yo siempre sufrí de bullyng, pero no por eso deje de ser una buena persona y de tener empatía por las diferencias. Yo me enfrenté a problemas para encontrar trabajo;
recuerdo algunos lugares donde se me exigía que me cortara el cabello y que me adecuara al género que mis documentos decían y yo creo que eso es un acto totalmente discriminatorio”, señaló.
La elaboración artesanal de las conchas arcoíris le lleva a Miriam un promedio de 4 horas, y abarca desde la preparación de la masa hasta su fermentación; mientras que una concha tradicional se realiza en dos horas en grandes cantidades en las panaderías tradicionales. Los colores característicos de la bandera LGBTQ+ (rojo, naranja, amarillo, verde, azul y morado), son hechos a base de un pigmento vegetal especial para repostería; se pinta toda la pasta por tonos y se arman las tiras a mano, para después ser colocadas sobre las conchas, antes de que éstas sean ingresadas al horno.
"Nosotros utilizamos harina integral, para que las chicas que son modelos cuiden la figura. Llevan canela, levadura, azúcar y un poquito de sal, mantequilla, esencia de vainilla y un ingrediente especial que es nuestro secreto”, agregó.
Desde hace tres años, Camila realizó su cambio de género a través de la corrección de su acta de nacimiento primigenia en otra entidad, aunque reconoce que en Guanajuato aún falta mucho trabajo por hacer en materia legal, a fin de que todas las personas de la comunidad puedan gozar de la plenitud de sus derechos.
ALOL