Entre miedo y desesperación, reciben ayuda de ciudadanos

Testimonio

La camioneta que conducía Karina, en la que iban sus padres y su hijo de cuatro años, comenzó a ser arrastrada por la corriente de agua; Matías tuvo que sacar a su hija y a su esposa por una ventana del automóvil

Ayer, la lluvia que cayó la tardenoche en algunas partes de la Zona Metropolitana de Guadalajara, sorprendió a los automovilistas. (Elsa Gutíerrez)
Elsa Martha Gutiérrez
Guadalajara /

“¿Sabes nadar?” Fue la respuesta que un operador del servicio de emergencias 911 le dio a Karina González, quien pedía auxilio porque el agua inundaba su camioneta donde viajaba con sus papás y su hijo de apenas cuatro años de edad.

Ayer, la lluvia que cayó la tardenoche en algunas partes de la Zona Metropolitana de Guadalajara, sorprendió a los automovilistas que circulaban por la avenida Mateo de Regil, a la altura del canal de la colonia El Briseño, en Zapopan.

La inundación provocó que algunos autos quedaran varados, por lo que conductores y tripulantes se auxiliaron entre sí, ya que nunca llegaron los cuerpos de emergencia.

“No pasó a mayores, pero lamentablemente el 911 no pudo hacer nada. Un ciudadano común como nosotros, en un tráiler nos vino a remolcar. La camioneta llevaba el agua a medias con un menor de 4 años y el 911 me decía señora ¿sabe nadar? O sea, sí sé, pero yo quiero que nos vengas ayudar”, respondió molesta Karina.

“Me decían, necesito que se calme. Sí estaba histérica”, reconoció al argumentar que su hijo estaba muy asustado. Me decía –‘mamá, dime por favor que no nos vamos a morir’-. Estábamos sentados en el agua y estoy completamente mojada”, externaba mientras era entrevistada poco antes de la siete de la noche.

“No ha llegado la grúa. No ha llegado Protección Civil de Zapopan, y ahorita estamos esperando el seguro y la grúa del seguro”, reprochó. En Zapopan, “me decían que estaban ocupados. O sea del 911 se enlazaron entre ellos y me dijeron que solo lo que hacían de ahí, al lugar, pero pues yo creo que sí estaban muy ocupados, porque no han llegado”.

¿Desde qué hora se llamó? “17:43 horas”, respondió.

¿Qué sabor de boca le deja esto? “El peor, yo creo que la experiencia más amarga que hemos vivido”. “Le digo a mi papá, no sé si tomar agua o qué, pero siento la boca seca. El susto y la impresión de que la camioneta ya se movía decíamos ¿qué pasa?, ¿qué vamos a hacer?”, narró mientras don José González estaba sentado, cabizbajo.

Karina confesó que al ver la inundación intentó cruzar, pero en cuestión de segundos el agua “nos empezó a jalar y fue cuando el tráiler nos empujó hacia la orilla”.

El caso de Karina es similar al de Matías Meléndrez Mestas, quien viajaba con su esposa Alondra y su hija, Galilea. La inundación no era de consideración. Los carros pequeños pasaban, pero “me quede a medio charco”, aceptó el padre de familia. “Como traía a mi esposa y a mi hija, lo que hice fue salirme por la ventana y sacar a mi niña y a mi señora, y ya ellos se vinieron para acá al negocito”, confió Matías quien conducía un Tsuru blanco.

Fueron los automovilistas que no se atrevieron a cruzar, quienes le ayudaron a empujar su auto y lo llevaron a la orilla. Se descompuso, ya no encendió. “Mi carro ya no quiso prender, se le metió el agua al motor, pero igual vivo aquí cerca, y también ellos (Karina y su familia) se quedaron en la camioneta, nada más, porque un tráiler los empujó y lo sacó hasta acá, pero ellos también traían un niño chiquito”, externó al recordar cómo sacaron a los tripulantes de la camioneta.

“Se arrimó un hermano del señor, por la ventana pudieron sacar al niño, y a la señora, ya que bajó un poquito más el agua los señores salieron por su propio pie”, comentó.

De acuerdo con Matías, esa zona siempre se inunda al igual que en avenida Mariano Otero y Periférico. Por eso esta vez decidió avanzar una cuadra más, sin pensar que sería el mismo peligro

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