Si algo caracteriza a la maestra Herminia Pedraza Magaña, es la verdadera vocación que tiene a su profesión, ya que aún y con 78 años de edad, ella no ha querido abandonar las aulas, pues dice que el día que lo haga sus ojos se cierran.
La maestra actualmente tiene 58 años de servicio, los cuales los ha cumplido en la escuela Modelo de León, Guanajuato, pero su carrera comenzó desde los 15 años, ya que sus inicios como practicante fueron en un colegio particular llamado Pío 12, de ahí se fue 2 años al colegio Independencia con la familia Díaz Esteves, que fueron maestros Federales.
Posterior a eso se fue con las madres blancas, en Clara de Asís, como era conocido anteriormente y el que ahora viene siendo el colegio tepeyac, del cual obtuvo su constancia de 2 años, de estar laborando ahí.
¿Pero qué es lo que la ha hecho quedarse en la escuela tantos años?
"Los niños, yo quiero mucho a los niños, los apoyo, afortunadamente he tomado algunos cursos, y tengo algunos estímulos muy bonitos, estudié psicología, llevé un curso de psicología y conozco a los niños cuando tienen algún problema y los apoyo para que salgan adelante", señaló la maestra.
Sin duda alguna la vocación muchas veces se manifiesta desde temprana edad, y para prueba de ello la Maestra Herminia, pues ella recuerda que en su infancia el jugar a ser maestra era de sus juegos favoritos y el cual disfrutaba mucho.
"Me nace desde pequeña, siempre jugué yo a la escuelita con mis hermanos, entonces a partir de ahí me fui a la normal, que estaba por Aquiles Serdán, en la escuela urbana no. 2, era primaria por la mañana y por la tarde era secundaria y profesional, con la maestra Carmen García", señaló.
Además, la maestra mencionó que la diferencia que existe en la docencia de hace 30 años es que ahora los libros vienen muy vacíos, yo por ejemplo les trato de enseñar aún más de lo que viene ahí. También refirió que ahora los niños están muy descuidados a comparación de años atrás, ya que ahora trabajan padre y madre y los niños sin duda tienen pocas atenciones en casa.
Por último, de las satisfacciones más grandes que tiene la maestra es el hecho de que Dios le permita estar sana todavía, actualizada y sana al 100%, ya que su mente está en perfectas condiciones.
AIIL