Margarito Umercino Fernández acomoda su banquito de plástico en un lugar estratégico para poder ver si algún cliente se acerca a su puesto y pide algún artículo patrio para estas fiestas que se aproximan, ya que desea realizar bien su labor en este que es su primer trabajo.
Acaba de concluir la secundaria con un promedio de 9.6, tiene 17 años y todas las ganas de continuar con sus estudios para el 2022, ya que este año lo ocupará para poder apoyar a la economía familiar que se ha visto perjudicada debido a que su mamá y su papá son comerciantes y la pandemia ha mermado sus ventas.
“Es la primera vez que vendo banderas, estoy entusiasmado porque sé que con lo que gane podré ayudar a mis papás a salir adelante, porque no les ha ido muy bien, ya que ellos venden verduras en el tianguis y las ventas no son buenas, así que entré al quite y me puse a trabajar”, dice, mientras acomoda las banderas para que los colores luzcan en todo su esplendor.
Margarito platica mientras sigue acomodando los paquetitos de aretes y pestañas postizas tricolores, que a él le gusta le escuela, sobre todo las matemáticas y que sueña con estudiar finanzas, “porque hasta hace poco quería estudiar enfermería, pero conocí un poco de lo que se trataban las finanzas y me gusta, me gusta la idea de estudiar eso”, refiere con una sonrisa.
Lleva dos semanas trabajando en el puesto de artículos patrios que se ubica en Plaza Bella, casi frente a una reconocida panadería, y se enteró de este trabajo “porque un vecino me avisó que andaban buscando trabajadores y entonces me recomendaron con ellos y me dieron la chamba, así que me puse a trabajar y me gusta hacerlo”, dice.
Durante estos días asegura que lo que más a vendido son banderas mismas que ofrece a 280 pesos las más grandes y a 15 pesos las pequeñas, y mientras platica, reitera su amor por la escuela, por aprender más y tener una profesión para poder apoyar a su familia.
“¡Me encanta las escuela! y tendré que descansar este año y espero hacer mi prepa el próximo año en línea para poder trabajar y estudiar al mismo tiempo, pero sé que estoy ayudando a mis papás, porque la economía anda mal y hay que echarle pa'delante.
“Mi mamá y mi papá son comerciantes, venden verduras en un tianguis, y pues por todo esto de la pandemia nos les ha ido muy bien, además de que somos cuatro hijos, yo soy el mayor, así que tengo que apoyarlos en estos momentos, pero quiero llegar a terminar mi carrera porque quiero apoyarlos”, dice.
Desde las 8:00 de la mañana inicia su jornada, y Margarito se siente entusiasta porque sabe que puede hacer la diferencia y está consciente de que tendrá que estudiar mucho para lograrlo, y es por ello que agradece estar todos los días en ese puesto que le recuerda el orgullo de ser indígena, de ser mexicano.
“Me gustan estas fechas, sí hay que festejar porque es un orgullo de cada mexicano, porque anteriormente personas indígenas no teníamos oportunidades y gracias a Dios hoy las hay, por lo que me siento orgulloso de ser mexicano y ser indígena.
“Soy otomí y jamás he sufrido discriminación y jamás me dará pena decir que vengo de un humilde pueblo, porque sé que lograré mis sueños, y el primero se me está cumpliendo que es poder apoyar a mi familia”, dice, mientras las banderas siguen ondeando y él las acomoda.