El miedo y la incertidumbre que se apoderaron de una madre cuando le dijeron que su hija de entonces cuatro años de edad tenía cáncer en estado terminal la dejó sin aliento, sin embargo, hoy, Norma, esa joven madre, busca compartir un mensaje de esperanza con todos los nuevoleoneses, particularmente con los que padecen o tienen algún familiar con esta enfermedad.
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- Cuando le dieron, el resultado ¿usted qué pensó, Norma?
“Pues pensé lo peor, lo peor, si pues que todo el procedimiento que me explicaron que iba a pasar ella, quimioterapias, internamientos y todo eso pues sí fue un poco difícil”, comentó en entrevista para la plataforma MILENIO-Multimedios.
Después de observar varios síntomas, Norma recibió la noticia de que su hija Samira tenía leucemia LLA, conocida como cáncer de niño, por lo que de inmediato inició el proceso de atención médica en el Hospital Universitario, lo que le salvó la vida.
Las largas estancias en el nosocomio le hicieron ver distintas realidades, no todas con un final positivo.
“En ese entonces fueron diagnosticados cuatro niños ahí, el mismo día que ella, y de esos cuatro nada más queda ella, o sea todos han fallecido, los niños, sus compañeritos de quimio’’, narró la mujer.
Hoy, a ocho años de distancia agradece que la fe nunca la abandonó, y que eso le permitió que su hija tocara la campana que le ganó a la enfermedad.
“Ahora el 18 de mayo tocó la campana de la victoria del cáncer, ahí en el Hospital, y ahorita estamos todavía en remisión”, contó.
Norma reconoce que además de la fe, también le fue de vital ayuda el respaldo económico en el proceso, por parte del programa de Cobertura Universal de Cáncer Infantil.
Aunque su hija está en remisión, sabe que debe atenderla, pues todavía tiene pendientes consultas de neurología, debido a que las quimioterapias dejaron secuelas.
“Pues ahorita le digo, en el Hospital Universitario me la han atendido muy bien, ya ocho años ahí, las quimioterapias, me daban las quimios, los tratamientos, todo, todo, todo me lo han dado ahí”.
A la mitad del proceso de remisión, Samira tiene 12 años, cursa primero de secundaria, y comparte con quienes padecen la enfermedad un testimonio claro de que la fe y el amor por la vida son clave en la batalla para vencer el cáncer.
mrg