Las 63 personas mexicanas y sus familias ucranianas que saldrán mañana de Rumania para ser repatriados vivieron los primeros días de la guerra, vieron la invasión aérea, escucharon las bombas y tuvieron que abandonar a sus hombres, a los que el gobierno obliga a permanecer en el país, listos para combatir.
En la embajada mexicana de Rumania, cinco de las personas que este martes tomarán el vuelo de la Fuerza Aérea Mexicana de regreso a su país de origen, explicaron el camino que enfrentaron para salir del punto cero de la guerra y lo que dejan en Ucrania en medio de la invasión rusa.
“Ha sido una aventura de Rambo”, es la forma en que Iliana resume los días que vivió con su familia antes y durante los primeros bombarderos, hasta que decidieron abandonar Ucrania y dejar atrás a su esposo con la esperanza de volverse a ver.
Explicó que tuvieron que trasladarse a una de las zonas más complicadas para conseguir un vehículo que la ayudara a salir con su hijo.
“Todo está devastado, destruido, hemos necesitado apoyo psicológico y emocional porque cuando estás todo el día con los bombardeos, ya cualquier ruido te espanta, no sabes qué está pasado”, comentó.
Cristina tiene un año y medio y tendrá que dejar su hogar y a su papá. Su madre Silvia dice que entre todo el dolor y el terror, el consuelo es que su hija estará a salvo en Nayarit y conocerá a su familia.
“Su papá es ucraniano y tuvo que quedarse, fue difícil porque sigue preguntando por papá, sigue viendo sus fotos y le da besos. Y es doloroso porque repite el sonido de las bombas. La primera fue como un resplandor y ella lo vio.
“Escuchar la alerta de ataques aéreos es… Vivíamos en un quinto piso, la zona segura era el corredor, agarrábamos a la nena con el iPad para ponerle música y caricaturas. Les decía que yo escuchaba cuando caía una bomba y yo quería pensar que era como una ola del mar. Días antes estábamos en un restaurante y hoy ya no existe”, lamentó.
Víctor estaba de visita. Estuvo casado con una ucraniana y tuvieron una hija, nunca pensó que se quedaría atrapado.
“La pena de ellos es mi pena, lo único que los ucranianos quieren es ser libres, yo los estaba visitando cuando esto empezó, la noche anterior de los bombardeos yo estuve con ellos. Intenté salir por tren y era imposible. Autobuses inaccesibles y mi avión canceló. Di un paso atrás y me comuniqué con la embajada mexicana”, declaró.
Otro caso es el de Miguel, quien estudiaba Música en Kiev y no vivió los peores momentos porque sus padres le ordenaron abandonar esa zona en cuanto iniciaron las advertencias de una posible invasión.
“Estaba durmiendo tranquilo y recibo llamadas de amigos que me dicen ‘esto ha comenzado’. Algunos amigos ya se están enlistando para el ejército, hoy me apodan ‘el hijo de la embajada’ porque nos llevamos muy bien”, contó.
El embajador de México en Rumania, Guillermo Ordorica, consideró una “experiencia inédita de evacuación voluntaria” que a pesar de los momentos difíciles “los resultados nos llenan de satisfacción”.
Por su parte, la embajadora en Ucrania, Olga García Guillén, detalló que en total han hecho cuatro evacuaciones que se complicaron por los toques de queda que suspendieron todo tipo de transporte.
“Uno de los dos casos más vulnerables: Danten el niño de cuatro meses, no tenía acta de nacimiento, tuvimos que hacer gestiones para solicitar el paso y les hemos dado un pase consular para que continúen su trayecto a México. Hay tres personas que vienen de Hungría y una niña menor de edad que viene con su abuelita”, explicó.
Daniel Millán, jefe de la oficina del canciller Marcelo Ebrard, detalló que el vuelo despegará a las 8:00 horas de Rumania, y dejó claro que “este segundo vuelo no agota el apoyo” y de ser necesario podría haber uno más.
LP