En México, uno de cada 100 recién nacidos padecen de autismo: Clínica de Autismo CdMx

la Clínica de Autismo brinda atención en el área psicológica para abordar los aspectos emocionales y después ingresa a terapia de lenguaje.

El trastorno se puede tratar para regular las sensaciones de las infancias.
Andrea Fernández
Ciudad de México /

Scott es un niño de ocho años que vive en un mundo “perfecto”, donde todo es literal, no hay bromas ni malas palabras; desde muy pequeño disfrutaba los ruidos que producían la licuadora y la batidora, además de sufrir constantes llantos por hasta dos horas seguidas. Un mundo llamado Síndrome de Asperger.

Irma Montiel González, su abuela, cierra los ojos al recordar el nacimiento de Scott. “No estaba yo preparada para tener un nieto así; cuando yo lo vi dije 'ay mi bebé es hermoso, precioso, es el más lindo del mundo'; cuando descubrimos que tenía algo en especial, pues yo dije, Scott es diferente”, evoca.

Así como Scott, uno de cada 100 recién nacidos en nuestro país padecen Trastorno del Espectro Autista (TEA), de acuerdo con Andrés González, fisioterapeuta pediátrico de la Clínica de Autismo de la Ciudad de México.

Carla Sosa, psicóloga de la Clínica de Autismo capitalina, subraya que el TEA es una condición que no tiene cura, ya que se trata de un padecimiento neurosiquiátrico que se caracteriza por tener dificultades para interpretar claves sociales, entre ellas el mantener una conversación.

Agregó que el TEA son discapacidades del desarrollo causadas por una disfunción en el cerebro, el cual tiene múltiples causas que, al actuar juntas, afectan en el comportamiento, comunicación, interacción y aprendizaje de las personas.

En el país existen casos inspiradores, uno de los más recientes es el de Adhara Pérez, una niña con un coeficiente intelectual (IQ) de 162, superior al de Albert Einstein y Stephen Hawking, quien a sus 11 años se encuentra estudiando una maestría en matemáticas en la Universidad Tecnológica de México.

Señaló que este trastorno se puede tratar para regular las sensaciones de las infancias y disminuir los síntomas, esto con el objetivo de que los pacientes puedan lograr autonomía, funcionalidad e integrarse en sus actividades diarias y escolares.

1 de cada 10 recién nacidos en nuestro país padecen TEA. (Foto: Jesús Quintanar)


Para Sosa, el caso de Scott representa un gran avance, pues “los pacientitos que llegan aquí no saben decir qué les duele, dónde les duele, si necesitan comer, si necesitan dormir. Y con este paciente hemos logrado todos estos retos y ha podido ya expresar estas necesidades”. Aquí, un diálogo que evidencia esa mejoría.

—¿Te gusta venir aquí? —.

—Sí —.

—¿Por qué?, ¿te diviertes?—.

—Sí.

—¿Cómo te diviertes?, ¿jugando con qué?—.

—Las pelotas, son esas—con la cabeza agachada, señala una bolsa de red con pequeñas pelotas de plástico en su interior—.

González detalló en entrevista para MILENIO que la población de niños con TEA que atienden es muy extensa, pues las consultas van de 70 a 80 pacientes diarios, añadiendo que han tenido un aumento del 35 por ciento en la demanda de sus servicios.

Remarcó que la Clínica de Autismo brinda atención en el área psicológica para abordar los aspectos emocionales y después ingresa a terapia de lenguaje y terapia física para poder ir integrando toda la funcionalidad de las infancias con TEA.

La abuela de Scott, con mucho orgullo, narra que su nieto puede disfrutar de un pedazo de pastel, tener una pequeña fiesta, servirse él mismo el cereal, hasta aprendió a vestirse y a bañarse sin ayuda.

“En la terapia física Scott aprendió a despegar los pies, porque caminaba con los pies pegados al piso, porque tenía miedo de caerse. Ahora Scott sale a la calle y tiene un bici patín”, resaltó.

Con una sonrisa en su rostro describe a los niños con TEA como un diente de león, porque “si nosotros lo dejamos en el piso, cualquiera lo va a pisar; pero si nosotros lo levantamos y lo soplamos, Scott va a llegar a donde quiera”.

Para ella es muy inteligente, cuenta que le gustan las alturas y sueña con ser astronauta cuando sea mayor.

—¿Te gustaría ir a la luna?—.

—Sí, a la luna—.

—¿Por qué?—.

—Porque está muy lejos de aquí—.


HCM

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