Inseguridad aleja a mujeres de la bicicleta

El sistema público cuenta con casi 110 mil usuarios en la Zona Metropolitana de Guadalajara. De 2014 a octubre de 2021 hubo más de 17 millones de viajes registrados.

Mi bici pública en Guadalajara (Fernando Carranza)
Teresa Sánchez Vilches
Guadalajara /

A siete años de su nacimiento, el Sistema de Bicicleta Públicas Mi Bici cuenta con casi 110 mil usuarios en la Área Metropolitana de Guadalajara. De 2014 a la fecha hay más de 17 millones de viajes registrados, de los cuales solo el 27 por ciento fueron realizados por mujeres.


Algunas entrevistadas dicen que el contexto no les favorece para utilizar la bicicleta como un medio de transporte real. Perciben mayor riesgo de sufrir ataques físicos y verbales, así como violencia vial. La inseguridad que se experimenta en muchas partes de la ciudad se vuelve más amenazante para una mujer que viaja sola en una bicicleta o, en muchas ocasiones, en compañía de sus hijos.

Olga Castro tiene 23 años y, aunque viajar en Mi Bici le saldría más barato que tomar camiones, incluso le gustaría hacer algo de ejercicio, prefiere no arriesgar su vida, ya sea por los coches que circulan sin respetar a los ciclistas, por la falta de seguridad en las ciclovías que no se encuentran en las zonas más privilegiadas, o por los asaltos de todo tipo de los que pueden ser víctimas: “Yo soy una mujer que estudia y que tiene el conocimiento de cómo está la cosa. Por lo mismo creo que en esto de las ciclovías hay mucha pantalla, mucha pretensión. Lo hacen porque quieren parecerse a ciudades europeas, quieren dar la apariencia de que vivimos en una ciudad muy civilizada, y la verdad es que no lo somos. Hay ciclovías en buenas condiciones en algunas zonas, las más privilegiadas o las que más se ven, pero hay muchos lugares, la mayoría, por donde no se puede viajar ni caminando ni en bici. Hay lugares en los que ni siquiera se entiende cómo funcionan las ciclovías. Sobre todo y lo más preocupante es la inseguridad en que vivimos, yo creo que en la mayoría de la ciudad las mujeres no estamos para andar en bici”.

Viridiana Conrique, de 45 años, vive en la colonia del Fresno. Es comerciante y tiene cuatro hijos pequeños: “Yo no puedo andar en bicicleta porque aquí es un desmadre. Aquí ni de una calle a otra tenemos tranquilidad. Cuando no nos roban en los negocios, nos roban las casas, nos asaltan y bueno, la contaminación de que hay tantos camiones que pasan por aquí, las fábricas. Eso de las ciclovías es como para mi marido y mis hermanos, que se van a la fábrica a trabajar en bici. Pero eso no es de ahora, tienen años usando la bicicleta y esquivando a los camiones porque nunca los respetan. Desde mi abuelo usaban la bici, a varios amigos los han atropellado. Pero lo que es las mujeres pues no nos animamos, es muy peligroso para una”.

Políticas públicas

De acuerdo con el estudio “La bicicleta en la movilidad cotidiana: experiencias de mujeres que habitan la Ciudad de México”, es importante considerar en las políticas de movilidad, el “ciclo de vida” de las mujeres, ya que las necesidades de movimiento varían en cada una de las etapas de la vida.

El documento explica que, a pesar de que las participantes en esta investigación no cuentan con un conocimiento especializado para desplazarse con seguridad por la ciudad, desarrollan un conjunto de estrategias que les permiten moverse en bicicleta: “Algunas de estas prácticas (como estacionar la bicicleta en postes, subirse a las banquetas, apoyarse en conocidos para cambiar una llanta), pueden verse modificadas si las mujeres participan en los cursos que desarrollan los grupos de ciclismo urbano, quienes han logrado sintetizar un conjunto de conocimientos que permiten utilizar la bicicleta como un medio de transporte seguro y efectivo”.

Además, señala que “para difundir el conocimiento necesario para un manejo seguro y efectivo de la bicicleta es necesario que los grupos de ciclismo urbano se adapten a la disponibilidad de tiempo de las mujeres y tengan buena difusión, ya que por las actividades que realizan en su vida cotidiana (el cuidado de los hijos, las tareas del hogar y el trabajo remunerado, principalmente), el tiempo es un recurso que resulta insuficiente”.

Otra propuesta, dice, es incluir las habilidades y conocimientos, en programas de capacitación que brinden las instituciones responsables de la seguridad en el transporte y la educación.

“El uso de la bicicleta también ha permitido reafirmar las tareas que tradicionalmente le han sido asignadas a la mujer. Se identifican dos retos a los que se enfrentan las mujeres cuando utilizan la bicicleta como medio de transporte: el temor a la ciudad por considerarla peligrosa ya que desde pequeñas se les dice y han vivido el acoso de la ciudad como un espacio masculino; y la inseguridad con respecto a sus capacidades físicas (miedo a caerse, a que se burlen de ellas o a sufrir algún accidente)”, explica el estudio.

​SRN

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