Con el ánimo de hacer sus peticiones ante la Virgen de Guadalupe, o aferrados a las promesas que hicieron en sus países de origen, integrantes de la segunda caravana migrante acudieron hoy a la Basílica de Guadalupe a pedir ayuda para llegar a Estados Unidos.
"Le quiero pedir (a la Virgen de Guadalupe) que me haga el milagro de llegar a Estados Unidos", dice a Efe Iris Amaya Ríos, quien salió de su Honduras natal con el ánimo de encontrar un trabajo en el país norteamericano y así ayudar a su familia.
Migrantes piden un milagrito
Los migrantes salieron del albergue instalado en el estadio Jesús Martínez "Palillo", en la alcaldía Iztcalco, que ha servido como punto de descanso.
Con la ayuda de las autoridades de la ciudad, que pusieron a su disposición trenes vacíos del Metro, para llegar a la misa que se celebra en la Basílica de Guadalupe.
"Somos muchos que sí creemos en la Virgen y en el padrecito, también. Vamos a pedirle para que nos hagan el milagro", reitera Iris.
Para Eva Rosario Carrillo, llegar a Estados Unidos, es su "deseo", pero considera que, finalmente, su destino está en manos de Dios.
"Es el sueño de nosotros, cruzar a EU. Si es la voluntad de Dios, está bien; si no es la voluntad de Dios, qué se puede hacer", expresa acompañada por sus dos hijos.
Este grupo de migrantes forma parte de la segunda caravana de centroamericanos, que ingresó a México el pasado 29 de octubre, diez días después de la primera, desde Guatemala.
"Que Dios toque el corazón de Trump"
Desde que comenzaron su camino, el presidente estadunidense Donald Trump, ha endurecido su política migratoria e incluso ha firmado una orden presidencial que limita las opciones de los solicitantes de asilo en la frontera con México e impide que esta protección sea concedida a quienes acceden a su país de forma irregular.
Sin embargo, esto no ha frenado a los centroamericanos, quienes confían ciegamente en que Dios "toque el corazón" del presidente y les deje pasar.
El hondureño Javier Ortiz defiende que "lo mejor es encomendarse a Dios", para que los cuide. Comenta que, a lo largo del trayecto, ha asistido junto con sus compañeros a algunas misas, y se encamina al santuario de Guadalupe con la convicción de que "debe ser bonito".
Javier ha dejado sus promesas en la Basílica de Esquipulas, en Guatemala, ante el Cristo negro.
Antes de salir de Honduras, María Isabel Velasco también hizo una promesa, aunque asegura con una sonrisa, que no puede develarla. "Si se da (llegar a Estados Unidos) la voy a cumplir, y si me quedo, igual lo voy a cumplir, porque lo que se promete se cumple", declara.
A diferencia de muchas mujeres que abandonaron su país con sus hijos u otros miembros de su familia, María Isabel viaja sola: "A varios les dije, pero me dijeron que no".
Aquellas personas a las que les propuso acompañarla "tenían miedo", pero ella dice que no siente ningún temor porque lleva "una confianza fuerte en Dios".
Además, relata que este masivo éxodo -que aproximadamente suma unos nueve mil migrantes, que recorren México en distintos contingentes- supone una oportunidad que "no podía desperdiciar".
"Creo que es mejor todavía que viajar con coyote porque hay ayuda y hay de todo", reconoce María Isabel.
Después de que el casi millar de migrantes dejaran la Ciudad Deportiva Magdalena Mixhuca, el lugar, en el que por el momento descansan unos mil 200 participantes de la caravana, queda sin apenas movimiento.
Entre los que se han quedado está Manuel González, quien sale de una de las casetas en las que se proporciona información sobre cómo solicitar asilo en Estados Unidos.
Aunque no haya ido a la Basílica, argumenta, "todos nos dan ánimo, nos dan fuerza y oran por nosotros".
"Tenemos toda la fuerza del mundo para continuar adelante", dice.