El tramo de la carretera que va de la glorieta del Álamo a 4 km antes del aeropuerto de Guadalajara se convirtió en un bloque de vehículos ardientes sobre el que cayó el sol durante cuatro horas y media: de las 13:00 a las 17:30 horas los carros prácticamente no se movían.
Un choque automovilístico múltiple había ocurrido a pocos metros del Aeropuerto Internacional Miguel Hidalgo de Guadalajara.
No había para dónde hacerse. Ni para atrás, ni para adelante. Los tripulantes de los miles de autos que formaban filas interminables perdían la paciencia, pero sobre todo la energía.
Fue como un desierto en el que el oasis tenía la forma del Oxxo Las Pintitas, donde el único baño en kilómetros a la redonda había quedado inservible por falta de agua. Estaban a la espera de una pipa. Los six de cerveza también se terminaron. El camellón del centro se convirtió en retrete de muchos, a quienes poco les faltó para también perder la esperanza de no morir de insolación.
Conforme fueron pasando las horas, todo se fue transformando en una selva de concreto en la que ya nadie respetaba nada. En ese espacio de tiempo, conductores arremetían contra los otros cada que podían para avanzar un poco. Algunos provocaron choques. Muchos apagaron el motor, abrieron las puertas de sus coches y se bajaron a orinar. En otros casos le subieron el volumen a la música de banda.
Al ser la única salida para llegar al aeropuerto, mucha gente no pudo llegar a su destino. Entre las filas y filas de automóviles había muchos taxis con pasajeros que, a esas alturas, seguramente habrían perdido sus vuelos.
Integrantes de la policía federal estuvieron auxiliando. En el lugar, personas aseguraron que los servicios de emergencia tardaron mucho en llegar. Al lugar llegaron camionetas del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses (IJCF).
Algunos intentaron “saltarse” el tráfico y llegar por Periférico Sur, pero corrieron con la misma suerte: los caminos transversales a este tramo de la carretera también estuvieron bloqueados por horas.
MC