El monasterio San José del Tepeyac, el convento secreto de la Basílica de Guadalupe

En la Capilla del Tepeyac se encuentra una construcción con un escudo dorado de la orden Carmelita Descalza. Las madres ofrecen apoyo por WhatsApp y correo electrónico.

En total, hay 180 monjas que forman parte de ese convento en Alemania. (Archivo)
Ciudad de México /

Uno de los templos más importantes para el catolicismo en México es la Basílica de Guadalupe. En el complejo religioso hay una iglesia en la cima del Cerro del Tepeyac que recuerda la primera aparición de la Virgen.

Precisamente en la Capilla del Tepeyac, del lado derecho de la entrada, se encuentra una construcción de la misma época del recinto. Hay un timbre y el escudo dorado de la orden Carmelita Descalza que comúnmente pasa desapercibida, pues se funde con la monocromía del edificio.

Sin embargo, luego del confinamiento por el covid-19, a un costado de esa misteriosa puerta apareció una lona con fotografías de un grupo de monjas con el título "Monasterio San José de Guadalupe cerrito del Tepeyac".

Al monasterio no puede ingresar nadie, a menos que las monjas lo autoricen. (Especial)

La frase final es sencilla pero contundente "¿Te sientes llamada a la vida religiosa?" y es seguida por un número telefónico 55 5118 0534 y por la leyenda "Toca el timbre", que invita en automático a los aventureros a seguir la orden.

A los valientes que tocan el timbre por el interfono les responde una voz femenina con un "Monasterio San José". El interlocutor puede o no responder, sin embargo, con amabilidad la madre del otro lado del aparato responde las dudas que asaltan la mente del aventurero.

Solamente pocos tienen la osadía de pedir una audiencia, la cual, muchas veces es aceptada por las madres, quienes permiten que la o el invitado entre al monasterio.

Al abrir la puerta automática lo primero que se ve son unas escaleras y el escudo de la Orden Carmelita Descalza a colores y mucho más grande que el que se encuentra en la puerta.


Al subir por las escalinata de azulejo antiguo e iluminada por unos pequeños vitrales, uno encuentra una puerta de madera que da a una estancia amplia, adornada con imágenes religiosas, incluida una representación de bulto del Señor de las Maravillas junto a una Virgen María con la advocación dolorosa y un vitral de dos metros de ancho por tres de alto de Santa Teresita.

Pero esta estancia es especial, en ella se encuentra una gran ventana con unos barrotes de madera, quenpor la pandemia, está cubierta con hule cristal y es el único espacio donde las nueve monjas que viven en este monasterio tienen contacto con el mundo exterior.

Esta ventana está flanqueada por dos puertas de madera, una está siempre cerrada y la otra se abre eléctricamente; es un pequeño privado donde la superiora puede hablar con cierta privacidad.

En ese espacio hay un crucifijo de madera, un par de sillas separadas por unos barrotes de madera y una pequeña rendija, donde se pueden compartir cosas, en este caso, un vaso con agua de jamaica.

Ahí, MILENIO recibió información bajo la condición de no dar a conocer los nombres de las entrevistadas ni sus rostros, pues al ser una orden contemplativa y de clausura y dar sus votos de castidad y obediencia tienen prohibido salir a la luz pública.

Pocas personas conocen este espacio en el cerro del Tepeyac. (Especial)

Con sonrisa amable y unos ojos marrones escondidos detrás de unos lentes oftálmicos, nuestra interlocutora platica sobre cómo las vocaciones han bajado de manera considerable en los monasterios y sobre todo en este del Tepeyac, que es prácticamente desconocido.

Sin embargo, dice, le pidió al Santo Niño de Praga le hiciera el milagro de atraer más vocaciones a las Carmelitas descalzas. "Mire, ayer se lo pedí al Santo Niño y usted llegó hoy", nos compartió. Posteriormente, la madre –que llegó hace más de 30 años al monasterio– enfermera de profesión, es interrumpida por una de las hermanas. El motivo: el rezo del Rosario diario.

Como su nombre lo dice, ellas están consagradas a la Virgen del Carmen, cuyo onomástico es el 16 de julio, día en el que las madres se ponen de manteles largos con una misa, la cual se realiza en la capilla de credo particular, que se encuentra al lado de la estancia donde admiten visitas y ese es uno de los pocos días al mes donde llegan sacerdotes a celebrar la liturgia.

Este 2021 la misa fue presidida por dos neo sacerdotes que se consagraron en la Basílica de Guadalupe durante la fiesta de San Pedro y San Pablo. Ellos y el músico que acompañó con el órgano a las madres que cantaron durante la misa, fueron los tres que pidieron entrar a la capilla y tener contacto con las hermanas.

Al término, las madres y los sacerdotes entonaron el "Flos Carmeli", el himno a la Virgen del Carmen y agradecieron por poder celebrar un año más a la advocación que apareció en el monte Carmelo, el 16 de julio de 1251, cuando la imagen de la Virgen del Carmen se le apareció a San Simón Stock, superior general de la Orden, entregándole un escapulario, principal signo del culto mariano carmelita, "prometiendo librar del castigo eterno a los que lo llevasen".

Otras ocasiones especiales cuando un sacerdote entra al monasterio es el jueves de Corpus Christi, día en que el santísimo entra a bendecir cada uno de los rincones del recinto.

Las visitas de amigos y familiares de las hermanas que viven en este lugar son todos los días, en horarios establecidos y aquí la sana distancia con el exterior es un tema ya dominado por las madres quienes viven en clausura.

Mientras la fe, la devoción y caridad se viven en la clausura de este monasterio, las risas y platicas de los fieles que visitan el Tepeyac y que atraviesan las paredes ambientan el lugar.

Más información:

Si quieres saber más, las madres tienen WhatsApp, teléfono y correo electrónico.

carmelcerrito@hotmail.com

551180534

5515490437

DMZ

  • Graciela Olvera
  • gracielaholvera@gmail.com
  • (Ciudad Nezahualcóyotl, 1992) Reportera multimedia especializada en temas religiosos y contar historias del día a día en la Ciudad de México. La FES Aragón, CIDE y la Anáhuac, mis escuelas… "El periodismo no se va a librar tan fácil de mi".

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