Cuando a Mónica Espín Iturbe le diagnosticaron cáncer de mama lo primero que pensó es que iba a morir. Tenía 38 años y en aquél entonces era madre de dos adolescentes de 14 y 11 años, a los cuales temía no poder acompañar en el resto de su vida.
En el marco del Día Mundial contra el Cáncer, que se conmemora cada 4 de febrero, y nueve años después de haber vencido a la enfermedad con un tratamiento que requirió cinco años de hormonoterapia, ella relató a MILENIO cómo el cáncer le cambió la vida para siempre, ya que le permitió renacer y autodescubrirse.
"Un día me chequé y me sentí un pequeño bultito, lo dejé pasar porque no sentía muy redondito, escuchamos tanto que es una bolita [...] cuando el doctor me dio el diagnóstico fue un impacto brutal, creémos que estamos muy lejos de padecer la enfermedad y lo primero que piensas es me voy a morir, ya se acabó".
En ese entonces corría el año 2012 y al igual que otras mujeres, rechazó y hasta dudó que el parte médico que le entregaron era el correcto. Una detección oportuna le evitó requerir quimioterapia, pero fue necesaria la realización de una mastectomía, proceso que le fue difícil superar.
"No es de que te olvides que tuviste cáncer, hay cicatrices que te lo recuerdan todos los días, yo lo que hice fue dar la vuelta y poner mi experiencia al servicio de los demás".
Hoy día Mónica Espín aprovecha su formación como egresada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de las Américas de Puebla (UDLAP), así como su especialidad en Tanatología Humanista por el Instituto Humanista de Psicoterapia Gestalt, para brindar acompañamiento y terapia emocional a pacientes oncológicos, pues reconoce que el bienestar propio es elemental para sobrellevar la enfermedad.
"Yo trabajo con las pacientes a nivel emocional para asumir las pérdidas que lleva el cáncer para también incitarlas hacia la vida [...] es la pérdida de la salud porque damos por hecho que nunca la vamos a perder, si recibes quimioterapia a perder el cabello, a muchas mujeres les impacta eso, el ver el seno transformado a muchas nos impacta eso, hay muchos divorcios ante este padecimiento, se rompe lo que ya estaba fracturado".
La también autora del libro 'Morir para vivir', en el que comparte su experiencia frente al cáncer de mama, compartió que cada vez que se hace estudios de rutina existe un "temor real a reincidir", ya que es un malestar que afecta a la salud física, pero también a las emociones y lo que una mujer puede llegar a pensar o creer sobre sí misma.
"El cáncer de mama es una enfermedad que golpea de lleno la feminidad, va a resignificar sus creencias, lo que piensan de los senos, algunas mujeres piensan que es lo que las hace mujer [...] el ver que mi seno ya no era el mismo, yo evitaba verme al espejo por la poca sintonía que había con el otro seno, después empiezo a descubrir que soy mucho más que un par de senos, soy un todo".
Reconoció que hacer frente al cáncer no es una tarea fácil, pues se requiere de atención médica y tratamientos que en su mayoría son costosos, pero el amor propio y el que uno reciba por parte de sus seres queridos es capaz de brindar fortaleza y voluntad para dejar atrás el miedo.
"Les diría que esto es un proceso, que se apoyen en sus seres queridos, en meditar, que la vida no se detiene durante el tratamiento, que traten de sacarle una ventaja a cada día, que reconozcan el valor que tienen ellas mismas, que todo este miedo se puede vencer cuando hay esperanza".
Mónica Espín se dijo agradecida con la vida, esa que a su manera de pensar "se tiene que ir conquistando todos los días, vencí al cáncer pero también a mis demonios y mis miedos, conquisté la felicidad y la confianza y con ello recuperé mi salud. Me hace falta un mundo por descubrir".
AFM