Limpiar, decorar y arreglar la tumba de sus abuelos, padre y hermano es para la familia Covarrubias Hernández un acto de amor, es recordar y no olvidar a sus seres queridos que ya han dejado el mundo terrenal.
"La gente no muere, trasciende a una vida mejor pero ellos nunca van a morir mientras vivan en nuestros corazones, el día que nosotros ya no los recordemos entonces mueren. Mi padre, mi hermano, mis abuelos siguen vivos en mi y siempre van a estar vivos en mí, pero su corazón y consejos, todo lo vivido quedó en mí", dijo Silvia Covarrubias.
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A las 10 horas de este 2 de noviembre, la familia llegó al Panteón Guadalajara con escoba, balde, papel picado, velas y muchas flores.
Silvia y su hermana comienzan por limpiar y lavar la tumba que resguarda los restos de sus seres queridos. Después colocan el papel picado para dar vida y alegría al recinto.
Cortan pétalos de flor de cempasúchil y los esparcen en la tumba y cuando el lugar ya está adornado y limpio, proceden a prender las velas.
A la luz de las velas, cada uno de los integrantes de la familia Covarrubias Hernández habla recuerda a su manera a sus seres amados.
Silvia pone la música que a ellos les gustaba.
Gonzalo prefiere hablar y reír con ellos.
"Deberíamos venir de vez en cuando a platicar con ellos, que sientan que aunque no estén aquí de todos modos los recordamos y venimos y reímos con ellos, festejamos cualquier anécdota", compartió Gonzalo Briseño Alonso.
Pero llorar también es parte de lo que se vive al limpiar y decorar la tumba. Una que otra lágrima se desvanece por las mejillas de los familiares que recuerdan a aquellos que ya no están.
JMH