De ser una mujer vigorosa que podía cumplir su jornada laboral sin complicaciones, María de Lourdes Álvarez Reyes, de 58 años, se volvió dependiente de los medicamentos, pues descuidar su alimentación la llevó a padecer diabetes tipo 2.
Hace dos años los mareos, sofocación e inflamación la alertaron de que algo estaba mal con su salud, por lo que acudió al médico, quien de inmediato detectó de que se trataba: el diagnóstico fue diabetes, ya que sus niveles de azúcar en sangre alcanzaron cuatro mil 200.
“Me empezaron a dar pastillas y así para que se me controlara lo que traía. Y tiempo después me empezaron a dar la metformina, que me dijeron que para que me auxiliara a que no me diera la diabetes. Realmente yo dejé de tomarla un tiempo y fue cuando entonces me volví a sentir otra vez mal.”
“Y me preguntaron que por qué la había dejado. Les digo que porque me sentía muy ahogada ya con tanta pastilla. Dijo (el doctor): ‘Sígala tomando’”, narró.
María del Lourdes describe cómo la enfermedad afectó su vida diaria, causando fatiga y cambios de humor.
“Ya me sentí otra vez más ligera. Ya los nervios se me empezaron a un poquito tranquilizar, que los traía como quien dice bien alterados, y ahorita ya es menos. Ya realmente como quien dice ya está para afuera eso. La insulina me pongo 15 en la mañana cuando me voy y cinco en la noche”, señaló la paciente.
Inicialmente, María de Lourdes pesaba alrededor de 80 kilos y los especialistas le advirtieron de las consecuencias de tener sobrepeso. Así se vio sujeta a la insulina cuando los medicamentos orales no lograron controlar sus niveles de azúcar.
Su estilo de vida cambió, iniciando por su dieta, y la incorporación del ejercicio regular. Su trabajo en limpieza de edificios se vio afectado inicialmente por la fatiga, pero ahora se siente mejor.
María del Lourdes compartió que aunque es difícil adaptarse completamente a vivir con diabetes, ha aprendido a sobrellevar el tratamiento.
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