Trabajadoras y resilientes: ellas son las mujeres de Jimulco

Sin ellas, Jimulco no tendría su atractivo cultural, la belleza y el valor histórico que lo caracterizan; conoce sus historias.

Sin ellas, Jimulco no tendría su atractivo cultural, la belleza y el valor histórico que lo caracterizan; conoce sus historias.
Sofía Guevara
Torreón, Coahuila /

Ubicado al sur del municipio de Torreón, Jimulco se caracteriza por su biodiversidad en la flora y fauna, costumbres y tradiciones artesanales.

Las encargadas de conservar y mantener esta reserva ecológica son las mujeres de Juan Eugenio, Jalisco, La Trinidad, Jimulco, Flor de Jimulco, La Colonia, Sombreretillo, Pozo del Calvo Otto, Doce de Diciembre y Barreal de Guadalupe que día a día preservan la cultura de estas comunidades.

En años recientes el gobierno municipal y estatal han impulsado el turismo rural, buscando convertir la región de Jimulco en un atractivo turístico, pero las iniciativas gubernamentales y empresariales no tendrían los mismos resultados sin el trabajo, esfuerzo y firmeza de sus habitantes mujeres

Goyita, Letzi y Clareth no sólo han salido ellas solas adelante, también le han dado a sus hijos estudios y la oportunidad de una situación económica diferente.

Goyita y la herbolaria

Si alguien conoce lo que es trabajar desde muy temprana edad, es Gregoria Elizalde Solís, conocida con cariño como Goyita. Con 82 años, desde los 12 le ayudaba a su padre a trabajar la tierra del campo sembrando maíz y frijol. Después se casó con quien sería su esposo por más cuatro décadas, situación que le costó el descontento de su papá, pero con esa resistencia y fijeza que aún mantiene, decidió seguir a su corazón.

“Me golpeó y todo y yo nada más lo escuchaba. Una vez me pegó con una varilla grande el brazo y aún así me fui a la pisca. A veces todavía me duele el brazo, yo creo por eso. Y mi tía me decía “qué bruto tu padre”; intentó golpearme de nuevo pero ella se interpuso y le dijo que se iba a topar con pared. Era al que yo quería y no me iba a casar con el que mi papá quisiera. Desgraciadamente, ya Dios me quitó al padre de mis hijos”.

Goyita nunca dejó de trabajar, pues al poco tiempo de contraer matrimonio, su esposo sufriría la caída de una mula que lo dejaría parapléjico el resto de su vida, y con ocho hijos por alimentar buscó la manera de salir adelante y la encontró desempeñándose como trabajadora del hogar durante cuarenta años. En ese tiempo iba y venía diario de La Trinidad a Torreón: les dió educación a sus cuatro hombres y cuatro mujeres, y se mantuvo hasta el final a lado de su esposo.

Gregoria Elizalde Solís siempre fue el sustento económico de su familia | Mauricio Román

Con sonrisa de oreja a oreja, la chispa que la distingue y una energía que ya quisieran tener muchos y muchas de la mitad de su edad, ahora Gregoria disfruta más la vida gracias a que descubrió la forma de ganar dinero con menos esfuerzo y en un trabajo más sencillo: creando y comercializando productos herbolarios para distintos usos, como son pomadas para el dolor o sus reconocidos shampoos para evitar la caída de pelo.

A ella nadie le enseñó lo que es emprender, sino las ganas de viajar y conocer otros lugares así como el sentido de autonomía, la hicieron encontrar y aprender esta alternativa.

“Mi hija antes manejaba la herbolaría del pueblo pero se salió y un día le dije “ándale, enséñame a hacerla”, y me dijo “usted no sabe, usted anduvo trabajando mucho tiempo en Torreón”, platica sin malicia.

“No me enseñes, que al cabo nadie sale enseñada. Fui con otra compañera de ellas mismas y le dije “dame los pasos del shampoo”, y me preguntó que si no me había dicho Lourdes cómo hacerlo, a lo que respondí que no. Me enseñó a hervir esto, tal y aquello y no tiene chiste (…) Ya me dicen las gentes que antes les compraban a ellas que hasta me sale mejor a mí”.

En lo que me explica, llegan unos clientes a pedirle más de su producto para el pelo y me comentan que es el tercer envase que le compran a Goyita y de los resultados visibles.

Elabora y comercializa productos como shampoo y pomadas | Mauricio Román

También arribó al lugar un hombre de unos 45 años preguntándole que cuál es la pomada que su papá siempre le compra para los dolores musculares y Goyita le entrega el frasco, mientras le comenta que hace una semana creó una nueva receta con virgil y comino, especialmente para el dolor de la ciática. El cliente, sin dudar en la palabra de la mujer, se llevó un recipiente de cada pomada.

Las enseñanzas de su madre, permiten a Letzi y Clareth costear pagar sus estudios 

Las hermanas Letzi y Clareth no sabían que al igual que Goyita, se convertirían en una especie de embajadoras de Jimulco en Torreón.

El año pasado el diputado Rodrigo Fuentes, originario de esa comunidad, impulsó la iniciativa de montar el mercado ‘Mujeres Campesinas del Cañón de Jimulco’, en el Paseo Colón que se instala todos los domingos en la avenida Calzada Colón.

Lo anterior representa una oportunidad para que las mujeres puedan traer una muestra de las artesanías, cultura, tradiciones y gastronomía que alberga Jimulco. Así, Letzi y Clareth desde octubre venden junto a Don Tavo, su papá, gorditas de cocedor, empanadas y pan elaborados al interior del horno construido a base de ladrillos

Letzi, su padre 'Tavo' y Clareth Pérez | Mauricio Román

Ellos llevan 25 años dedicándose hornear y comercializar este manjar en el poblado de Juan Eugenio, pero la tradición empezó desde que la madre de las dos era pequeña, pues la familia materna era panadera por excelencia.

No ha pasado mucho tiempo de que Don Tavo enviudó y sus hijas tuvieron que ayudarle en el negocio. Sin abandonar la preparatoria y universidad respectivamente, Letzi y Clareth se despiertan todos los domingos a las 4:00 horas a prepararse para el Mercado. Con eso sacan para sus estudios.

Antes de instalarse en el Paseo Colón, todos los martes y jueves se levantaban a las 6:00 horas a hacer la masa y los guisos, después se iban a la escuela y por las tardes salían en carreta a las calles de Juan Eugenio a vender el pan y las gorditas.

Ahora sólo trabajan los domingos o sobrepedido, y pueden darse el gusto de salir a pasear con amigos. Pero gracias al noble y arduo oficio de la panadería que les heredó su madre, y junto a la ayuda de su papá, hoy pueden estudiar para buscar un panorama diferente y convertirse en profesionistas o lo que ellas quieran ser.

Recientemente el llamado turismo rural ha tenido cierto auge, pero sin estas mujeres de Jimulco no tendría su atractivo cultural, la belleza y el valor histórico que lo caracterizan.

Sgg.

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