Mujeres en Santiaguito, el abanico social

Especial de Fin de Semana

En la estadística, 7 de cada 10 hombres en prisión son visitados por sus familiares, para ellas es 2 de cada 10.

Muchas se dedican al trabajo remunerado. (Tania Contreras)
Almoloya de Juárez /

Es el área comunitaria de la sección femenina en el penal de Santiaguito, en Almoloya de Juárez, un viernes a medio día. La ropa está limpia y colgada, en los dormitorios las camas tendidas y, tras los barrotes, la plática fluye entre los grupos de mujeres que pugnan condenas o esperan sentencias; siempre con un toque de melancolía, pero hoy más. Es el día permitido para que sus familiares las visiten.

Hay quienes deciden no quedarse en sus estancias y realizar alguna actividad… trabajan en diversos oficios que les generan alguna remuneración económica; saben que no verán a ninguno de sus seres queridos pues, advierten, llevan años solas. El abandono familiar a las mujeres privadas de su libertad se triplica con relación a los hombres. Para ellos, siete de cada diez reciben alguna visita semanal; para ellas, el promedio es de 2 de cada 10. Aquí, advierten, la sororidad es obligatoria.

El ropaje azul y café hace la diferencia entre las mujeres procesadas, es decir, las que se encuentran en medio de un juicio, y quienes ya recibieron una sentencia. Para muchas sus litigios han durado más de una década por dos factores principales, la falta de asesoría jurídica y sobrecarga de trabajo en el Poder Judicial; son el último eslabón del sistema de justicia, las de abajo, las olvidadas por la sociedad y por su propia familia.

Sin embargo, para gran parte de la población femenina la vida continúa. Se adaptan a lo que el sistema de reinserción social les ofrece y toman seriamente el programa. En los talleres las máquinas funcionan todo el día, las reclusas realizan manualidades que van desde la fabricación de materiales para fiestas con foami, hasta la decoración de cuadros con pétalos naturales que son minuciosamente adornados con agua y pintura. Otras se preparan para las festividades de temporada, en próximas semanas habrá un concurso de quimeras por la celebración del Día de Muertos y las que integran este grupo están seguras de que lo ganarán.


Otras más realizan diversos productos como muñecos de peluche, bolsas, monederos y hasta floreros en el taller de costura, la venta le va bien a sus bolsillos.

Ejercitar la mente y el cuerpo también forma parte de las actividades. Las clases de zumba en línea es una de las preferidas por la mañana, sin embargo, en la recientemente inaugurada biblioteca femenina la demanda de la lectura ha sido de gran apoyo para tener el contacto con el exterior.

En los libros que son donados tanto por diferentes asociaciones civiles como por el público en general, vienen dedicatorias de aliento para apaciguar los "demonios" de la soledad. Según las autoridades carcelarias, este espacio se ha convertido en el lugar preferido de muchas quienes pasan horas escapando de la realidad entre las páginas de los más de dos mil libros disponibles.


En general, coinciden en que mantenerse ocupadas les sirve como terapia para contrarrestar el hartazgo del tiempo, el cual parece detenerse en los muros de la penitenciaría.

Bebeteca

En total son 412 mujeres privadas de su libertad quienes conviven diariamente en este penal estatal; cinco de ellas cuidan a sus bebés menores de tres años quienes, por ley, deben permanecer a su lado.

El pasado 11 de septiembre fue inaugurada la bebeteca, un espacio de esparcimiento y fortalecimiento de lazos maternales con la finalidad de no impactar negativamente en el desarrollo y crecimiento de los bebés.

Al pequeño Santiago le gusta disfrutar de la alberca de pelotas mientras su mamá lo cuida. Ángela gusta de cambiar su atuendo, va de disfraz en disfraz mientras corre al interior de la bebeteca.


Una de las presas señala que su hijo, quien no ha conocido aún el mundo exterior, se sensibiliza en la estancia infantil para descargar el estrés.

La prisión alberga mujeres que pagan por sus errores, sin embargo, al interior de Santiaguito se refleja el abanico del estatus social; hay quienes luchan por salir adelante y hay quienes encuentran en su talento vocal, una forma de vida.

MMCF

  • Fabián Rodríguez

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