El feminismo, y por ende quienes lo promueven, han sido desde tiempos inmemoriales víctimas de una mala propaganda: entre vándalas, feminazis e intransigentes, a muchos les sigue sorprendiendo descubrir que la mayoría de feministas pertenece a un sector con grado académico mínimo de licenciatura y que, lejano a los mitos que existen sobre su apoyo a la despenalización del aborto, algunas de ellas defienden la vida digna de la niñez y sus derechos humanos inherentes al nacimiento, porque en sí, a pesar de esta mala fama que rodea al aborto –por desconocimiento de causa–, éste está lejos de odiar a las infancias y mucho menos la maternidad.
Y para desmitificar lo antes dicho, un ejemplo claro es Miriam Chávez López, activista de Tepeji del Río de tiempo completo desde hace 10 años, que no solo ha velado por los derechos de las niñas, niños y adolescentes (nna), sino que además ha sido precursora de políticas públicas a favor de la niñez en Hidalgo; y a últimas fechas acompañamiento directo de las familias de Mariana Zavala y Yasmín Ángeles, dos jóvenes desaparecidas en región Tula en agosto del 2020.
“Todos los que somos activistas no somos activistas en balde, tiene que ver con un historia de vida, con una crianza adultocéntrica, pocas oportunidades de participación, que obviamente vi reflejado en los nna (…) los vemos como objetos de protección, pero no como sujetos de derechos”.
“Se ve más en los juzgados familiares en procedimientos donde están involucrados, cómo no se adaptan a la Ley General (de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes) y con un enfoque en niñez, aún se sigue llamando a los adolescentes como menores, cuando desde ahí, desde el lenguaje estamos mal, porque el término ‘menores’ es peyorativo porque no los nombra, y desde ahí, como impartidores de justicia les están negando su derecho a la participación”.
El sistema apoya a los intereses de los adultos –dice–, lo que durante años ha servido para que los gobiernos simulen la protección hacia este sector, aun cuando en la praxis se comenten faltas graves a la integridad de las nna.
“Por ejemplo, en el tema de convivencias (visitas familiares) vemos que no son tomados en cuenta, en los juzgados de Tula o Tepeji no hay una estructura en la exista el modelo de un representante coadyuvante (ente referido en la Ley General de Derechos de NNA), falta mucha capacitación en el tema, en muchas ocasiones he visto que está el juez, el secretario, el ministerio público, todos bombardeando de preguntas al niño o a la niña en un espacio de dos por dos, donde obviamente el niño se siente intimidado”.
Los derechos de las infancias no son un chiste ni una bandera política para los gobiernos entrantes en cada ayuntamiento de Hidalgo, próximos a elegirse en octubre si la contingencia por coronavirus no lo impide, sino que son una necesidad urgente y transversal en las políticas públicas que propongan, porque de no ser así se convierten en un paliativo que en nada protegen a este sector, arremete Chávez López.
“Estadísticamente están los Centros de Atención Temprana (CAT), pero la realidad es que no están especializadas a solamente entender la protección especial de los nna, sino que doblan actividades, lo que te deja una brecha enorme para poder atender estos casos, y que obviamente al no tener una decisión y una autonomía y depender del DIF en materia presupuestal, pues también se ve limitada la reintegración de este derecho, aparte, creo yo, que no debe depender del DIF (Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia) porque su visión es asistencialista y la protección de las infancias no tiene que ser únicamente asistencialista, sino que debe ser integral”.
Y es que para Miriam Chávez y su experiencia con nna durante la última década a ellos “los tomamos en cuenta para decisiones muy simples (…) no los tomamos en cuenta en la resolución de problemas, cuando ellos quieren opinar los inferiorizamos. En México está muy arraigado el patriarcado, y en este sistema patriarcal son invisibilizados y cuando tú hablas de los derechos de las infancias y promoverlos, la sociedad no lo toma bien y cree que empoderarlos en su derecho es que hagas niños rebeldes y que no se les puede decir nada; confundimos mucho una educación enfocada a los derechos humanos con libertinaje o no educar, y no tiene nada que ver, el educar con derecho no quiere decir que no vas a poner límites, sino que los límites que pongas lo vas a hacer mediante estrategias asertivas”.
Casos de mujeres desaparecidas en Hidalgo
Y es que del mismo modo se invisibilizan los casos de mujeres desaparecidas y sus derechos, que en muchas ocasiones el primer señalamiento es que “se fueron con el novio” y se invoca que para la búsqueda oficial se deben esperar 72 horas de no saber la localización de una persona para iniciar una carpeta de investigación, cuando no hay ningún instrumento jurídico que lo demande, puesto que esas primeras horas son de esencial importancia para localizar a alguien.
Tales son los casos de Mariana Zavala, desaparecida en 2 de agosto en Tlahuelilpan, y de Yasmín Ángeles, de quien tampoco se sabe nada desde su desaparición el 11 de agosto en Mixquiahuala.
“Desde que estoy apoyando a las familias de Mariana y Yasmín mi rutina ha cambiado al 100 por ciento, me dedico todos los días a buscar nuevas estrategias de búsqueda, nuevas formas de demanda y de protesta, pero lo haría de nuevo y lo volvería a hacer porque he palpado y he sentido el dolor y la ausencia de una hermana, de una hija, de una prima, de una amiga, he aprendido a conocerlas a través de los ojos de sus familias y sus amigas, y a quererlas”, dice con voz entrecortada Miriam Chávez.
“Apoyar a las familias de estas chicas que están desaparecidas creo que es un deber moral (…) en cuanto a impartición de justicia es poco lo que podemos hacer, pero si podemos facilitarles el camino para que puedan tener más respuestas, para que puedan tener una difusión oportuna, esto hace que se sientan acompañados, no se sienten solos y hace que, me lo ha dicho la mamá de Mariana (Zavala), que el apoyo de todas nosotras, porque no soy solo yo, les hace este proceso más llevadero”.
Y es que el trayecto ha sido largo, cada día que pasa es una nueva jornada de incertidumbre, pues a pesar de las semanas de protestas feministas en la región Tula, así como en Pachuca, por los últimos casos de feminicidios, como el de Alondra, sumadas a la exigencia de la aparición con vida de Mariana Zavala y Yasmín Ángeles, los ayuntamientos y el gobierno estatal no han dado una postura o una estrategia para evitar que estos casos se vuelvan a presentar.
“Quisiéramos saber que ellas están bien, que estamos aquí en pie de lucha, que yo hoy por hoy si las pudiera ver les diría que vamos a hacer hasta lo imposible para saber qué pasó con ellas, que ojalá se hayan ido por su voluntad, y de ser así que solo nos hicieran saber que están bien, y que si la desaparición de alguna implica la comisión de un delito, no vamos a parar hasta que haya justicia”, concluyó la activista, quien todos los días espera buenas noticias sobre el paraderos de ellas y de todas las personas que se encuentran desaparecidas.
Mensajea Mariana Zavala