De la risa a la reflexión, acciones con las que Cristina Córdoba "mata su tiempo" mientras espera pacientemente a que llegue la gasolina para cargar su auto, fila en la que lleva más de dos horas esperando, y aprovecha para leer el libro México Bizarro.
Frituras, cacahuates o café son parte del armamento que llevan en los autos las más de 30 personas que esperan a que la gasolinera brinde servicio.
"El domingo pasado le eché 20 litros, el máximo que estaban repartiendo. Hasta el momento no he faltado al trabajo, pero tengo que salir antes para ocupar el tiempo para cargar de gasolina mi auto y mientras sucede eso, leo este libro", expresa Córdoba, mientras le da pequeños sorbos a su botella con agua.
Olinda Espinosa también lee, aunque ella prefiere saber más sobre la Biblia, "me gusta hacerlo porque me da tranquilidad que necesito para esperar las largas horas para llenar el tanque de mi auto", expresó, aunque señaló que aún no está desesperada por la situación, ya que asegura "se resolverá pronto".
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Quien se mantiene relajada dentro de su carro rojo, tanto "que parece que me voy a acampar porque traigo mil cosas", es Nadia Osorio, que para hacer llevadero el tiempo copia algunas recetas de cocina en su computadora portátil, "y sé que se me pasará rápido el tiempo", expresa.
Monserrat Dublán no suelta el teléfono y entre llamada y llamada solicita al cielo que haya abasto de combustible pronto, "porque pedí permiso en el trabajo y dejé sola la recepción, en la que doy informes para un salón de fiestas", indica, mientras acomoda una serie de papeles para continuar realizando sus cotizaciones.
Maribel Torres cepilla sus pestañas con rimel, se mira al espejo y vuelve a cepillarlas hasta que quedan perfectas. "Tengo que aprovechar para estar lista para mi trabajo más tarde, pero espero que llegue pronto la gasolina porque ya me cansé de estar encerrada", dice Torres.
Y así, en la fila de autos, hombres aprovechan la espera para dormir, otros se salen a platicar, escuchan la radio u observan las noticias en sus teléfonos, y ellas se mantienen "productivas porque si no nos volvemos locas", agrega.
Es así como Córdoba suelta una risa en medio de la fila, después de haberse traslado a diferentes gasolineras sin suerte, de haberse levantado temprano para hacer la comida de su familia, de salirse arreglada de casa, y no para trabajar, sino para esperar su turno en la gasolinera, y por la que permanece encerrada en su auto leyendo México Bizarro, en el que su subtítulo reza "el país que no quieres recordar", una frase que le da sentido a este miércoles en la que miles de personas esperan largas horas para tener combustible y seguir con su vida productiva.