"Esto es adictivo, cuando lo encuentras difícilmente lo vas a dejar"

PRIMERA PARTE

La ILE hizo conocido el trabajo de muchas feministas, sin embargo cada una de ellas trabaja causas específicas en contra de la violencia de género

Bertha Miranda Rodríguez, coordinadora estatal de la Red por los Derechos Sexuales y Reproductivos Hidalgo. (Melisa Agüero)
Bertha Miranda Rodríguez, coordinadora estatal de la Red por los Derechos Sexuales y Reproductivos Hidalgo. (Melisa Agüero)
Melisa Agüero
Pachuca /

El estigma hacia el activismo es una piedra en los zapatos de los derechos humanos, tanto en México como en muchos puntos del planeta. La lucha mundial por los derechos de las mujeres ha comenzado un camino que no parece tener marcha atrás, y si se mantiene se debe también a quienes luchan a diario por sumar.

Hace cerca de diez años fue Bertha Miranda quien incursionó en el activismo contra la violencia de las mujeres. Desde las calles, la profesión y el acompañamiento, habla sobre las contradicciones que la embargan, pero que también la definen, y que por ende convierten su labor en un camino esperanzador para las luchas sociales.


“Para mí es un tema de convicción, si el día de mañana no hubiese recursos para trabajar estos temas, yo seguiría trabajando”



¿Qué te llevó a esto?

“Dicen que lo personal es político y lo político es personal. Yo de manera personal no lo viví en carne propia, pero conozco la historia de mi abuela, mi bisabuela, que sufrieron violencia; cuando tu madre rompe esta cadena de violencia, ves que hay otras formas de vivir.

Fue un tema de coincidencias caminar en esto y encontrarme a una compañera que ya estaba en el tema de las organizaciones civiles. Yo venía de la gestión de vivienda, sin embargo mi actividad era más administrativa porque por mi formación inicial soy contadora, entonces cuando me encuentran en este camino me invitan a las organizaciones pero en la parte administrativa y ahí con las compañeras es cuando yo descubro que realmente lo que me gustaba era el tema de salir, de defender, de capacitar.

Cuando unas mujeres comparten lo que saben en cuanto al tema de derechos creo que es muy fácil para las demás caminar en esto y yo quiero decir que esto es adictivo, cuando lo encuentras difícilmente lo vas a dejar”.


“Me asumo mormona, me asumo feminista”


"Parece a tono de chiste. Yo nací en una cuna católica, y católica hasta los 15, 16 años por un tema de tradición más que por un tema de convicción. A los 20 años yo conozco a la iglesia mormona, ahí me bautizo, yo me asumo incluso hoy mismo mormona aunque no esté activa.

Yo quiero el tema de la espiritualidad, pero no sus prácticas, sus prácticas son completamente misóginas. He tenido la oportunidad de acompañar casos de compañeras o integrantes de la iglesia de Los Santos de los Últimos Días que han acudido a solicitar la interrupción de un embarazo, pero que además son víctimas de violencia (…) tenemos un grupo de mujeres por el derecho a decidir, así como las católicas, nosotras también.

Es bueno encontrarse en el camino con personas que son feministas, que son activistas, pero además son mormonas porque compartes esa parte, dices: ‘bueno, entonces no soy la única que le dijo adiós a la iglesia’, a la iglesia como espacio físico, no a lo que tú crees y pienses.

Me siento muy tranquila, me encanta estar así, no me siento con culpas para nada en ese aspecto, siento que sí tengo un fin en este espacio. Me siento tranquila, me siento satisfecha. Las feministas no somos perfectas, llegamos a cuestionar a veces de las risas que tenemos de un chiste misógino incluso. Las activistas nos vamos formando todos los días, somos humanas".

Estamos en el Parque Hidalgo de Pachuca, aquí Bertha recibe a las mujeres y niñas que necesitan acompañamiento. Es un lugar conocido y céntrico, que no enclaustra las ideas como siente que ocurre en su oficina. Es un lugar perfecto, sobre todo para las mujeres que llegan con sus hijos, pues el área de juegos ayuda al esparcimiento. 

"Yo quisiera ya no encontrarme con esos casos donde una chica de 10 años o 12 años, con un cuerpo de ocho, pero con un embarazo de 14 o hasta 15 semanas y que veamos que tiene la posibilidad de perder la vida y que llegue conmigo con una actitud callada, que no quiera hablar, que lo único que le logro sacar en ese momento de acompañamiento es ‘no quiero seguir con este embarazo’ y que después que regresan de la Ciudad de México y abren esa puerta de la oficina y que lo primero que hacen es que te abracen, ¡eso jamás nadie lo va a cambiar!"




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