La congregación de la Luz del Mundo llevó a cabo la celebración de su Bienvenida a la Santa Convocación, el cual funge como preámbulo de la Santa Cena que se celebrará el próximo 14 de agosto, y la cual se celebra cada año de manera ininterrumpida desde 1943; en esta edición se espera que este grupo religioso reciba un estimado de 600 mil personas.
Desde las 7:00 horas, las voces se indultan en un tono al unísono, son los cantos de los fieles que van saliendo del primer oratorio que inicia poco después de las cuatro de la mañana.
Las calles Pablo Valdez y Esteban a la Torre, permanecen cerradas, solamente ingresan vehículos de emergencia, vecinos de la zona, y una infinidad de autobuses, de los cuales descienden los llamados hijos de Jesucristo provenientes de todas partes de la República Mexicana y el mundo.
Por las calles circulan vendedores ambulantes ofertando paraguas, prendas blancas, corbatas, sillas plegables, pan, café y todo tipo de objeto o artículo que esté relacionado con el inicio de la nombrada por la Luz del Mundo, “Fiesta más grande del planeta”.
Los asistentes a la ceremonia visten sus mejores prendas, lucen la mejor versión de su imagen, pero sobre todo se dicen llenos de paz y fe, para recibir uno de los momentos más claves de su año, personas y representantes de 32 estados de la República Mexicana, y de 58 países, se dan cita en la explanada de su Santa Sede.
Poco a poco, toman sus lugares, algunos con biblia en mano, otros con la mano de sus hijos, pero en familia, la comunión se hace presente.
Por los altavoces comienzan las indicaciones para que los coros: locales, nacionales e internacionales tomen sus lugares: barítonos, sopranos, tenores, y bajos.
Todos los tonos de voces de hombres y mujeres toman sus puestos para cantar su alabanza.
Los coros de comunidades indígenas calentando sus gargantas con cánticos en sus lenguas natales y vistiendo sus trajes típicos de cada una de sus nacientes tribus.
Mientras, las banderas de países de todo el mundo comienzan a alzarse y formarse, mientras cada uno de los invitados, toma su sitio designado, para recibir la primera etapa de la bienvenida.
A las 10:00 horas, en la parte principal del atrio hacia la calle, se postra un presidium con un micrófono, el cual toma el pastor Daniel Núñez, mientras al interior de la Santa Sede, con el lugar a reventar de su capacidad, Silverio Coronado, hace lo propio.
Pero este año, es diferente, una silla vacía, reposa al espacio lateral del presidium, la ausencia del líder de la religión, Naasón Joaquín García, se vuelve evidente. No obstante el discurso, fue otro.
Antes que los representantes de la delegación de cada país comenzarán a desfilar, Daniel Núñez reafirmó a todos los devotos, que su iglesia y religión se encuentran más consolidadas que nunca, y la ausencia de Naasón Joaquín, solamente era física pero estaba en cada uno de los corazones presentes.
“La ausencia física de nuestro líder el Hermano Naasón Joaquín García, solamente se encuentra implícita, porque está en cada uno de nuestros corazones”.
Tras este fragmento de discurso, la congregación se hincó y en algunos casos tiraron un par de lágrimas, y reafirmando su fe con un grito de paz.
Posteriormente la ceremonia continúo con un par de cantos de alabanza, y múltiples oraciones, en las cuales los feligreses se hincaban, paraban y sentaban constantemente, y en algunos casos la pasión fue tal, que derramaron lágrimas por doquier.
Paz, sanación, armonía, amor y fe eran las voces que externaron los seguidores de la Luz del Mundo para posteriormente dar paso a cada una de las delegaciones nacionales y sus representantes a desfilar y ser recibidas con una calurosa bienvenida.
Más de 5 mil 300 delegados, del interior de la república y 58 países de cada uno de los 5 continentes, posaron del atrio exterior al interior de la Santa Sede para recibir la culminación del evento.
Tras poco más de hora y media de recuento religioso, y desfile de bienvenida, los pastores encargados de coordinar el interior y exterior de la Santa Sede dan inicio a las oraciones de sanación y de alabanza, con lo que al filo de las dos horas ininterrumpidas dio por finalizada la ceremonia de bienvenida, la cual representa el inicio de una fiesta que tiene como platillo especial: la Santa Cena, que se celebrará el próximo miércoles 14 de agosto y a la cual se espera que rompa récords, de asistencia con un aforo de 600 mil asistentes en su edición 2019.
JMH