Un Santa que no pierde la fe

Marco Ramírez espera cerrar bien este fin de año con el trabajo que el personaje que le trae ilusión

Marco Ramírez, personifica a Santa Claus. (Elizabeth Hernández)
Elizabeth Hernández
Zempoala /

Marco Ramírez tiene 44 años y sentado en una silla, con un fondo aterciopelado en azul y un árbol navideño plateado, se alista para que el clic de la cámara fotográfica ofrezca un momento de alegría a niñas y niños, así como a la sociedad, a quince días de concluir este 2020.

Con canciones navideñas de Luis Miguel, Marco mueve sus brazos al ritmo y sonríe, aunque el gesto no puede ser visible al traer el cubrebocas que le recuerda que esta Navidad y Fin de Año será diferente por la pandemia.

“Tengo cinco años dándole vida a Santa Claus, es una ilusión que me da porque me gusta ver la esperanza de las y los niños que me piden su lista de deseos y regalos que esperan para esta Navidad.

“Esta época de pandemia es triste, por ser diferente, por todo lo que está pasando y sólo deseo que, a través de mi trabajo, pueda llevar alegría a nuestras y nuestros niños”, explica, mientras invita con la mano, a que se tomen la foto junto a él, a la imagen que mueve el espíritu navideño.

Sus ojos brillan cuando sigue el ritmo de canciones como “Santa Claus llegó a la Ciudad”, “Blanca Navidad” o “Llegó la Navidad”, Marco agradece que en su familia no se haya dado ningún caso de covid-19, aunque la economía que sostiene a su familia se ha visto afectada por la misma.

“Así que este año trabajo como Santa para sacar adelante los gastos, ya ni por tener una mejor cena o fin de año, sino para subsistir.
“Es que ha disminuido el número de fotos que sacamos este año, a comparación del año pasado, pero trabajamos duro y no dejaré de echarle ganas”, explica.

Asegura ser un hombre entusiasta y sobre todo en estos momentos en que se requiere de que se olvide por un momento que se vive en medio de una pandemia, por lo que es un momento de alegría cuando escucha atento lo que las y los niños le solicitan en cada clic que toma la cámara.

“Es emocionante ser parte de esta alegría, es algo que no puedo describir, sobre todo cuando las y los pequeños te hacen el pedido completo de lo que desean en esta Navidad.
“Lo que más piden son bicicletas, carros de control remoto, otros PlayStation, así que sonrío y deseo que eso pueda llegar a sus casas en Navidad”, explica.

Marco no pierde la fe, tampoco el Santa Claus que lleva dentro y deja salir cada fin de año en el negocio familiar que tiene, y sabe que el hecho de que haya sido nombrado Zempoala como Pueblo Mágico, traerá buenas noticias para sus habitantes.

Me siento orgulloso de mi municipio y ahora ser un Pueblo Mágico nos traerá más trabajo y proyección, por lo que no pierdo la esperanza de que esto mejore la situación de todos sus habitantes, nunca perderé la fe, porque soy Santa Claus”, concluyó, antes de sonreír a la cámara y escuchar un clic más.

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