El oficio de bolero tuvo su mayor auge en los años cuarenta debido a que los hombres frecuentaban los salones de baile con los zapatos muy limpios, pero desempeñar este tradicional oficio es todo un arte.
José Guadalupe Quiroz Costilla tiene 32 años de bolero y nos explica que su trabajo requiere técnica para desempeñarlo sin cometer errores.
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Con una caja de madera que también sirve como banco, cepillo, jabón, grasa, tintas, cera y un trapo para pulir se está listo para trabajar.
Para aprender bien se requiere de tres a seis meses y reducir el tiempo de trabajo a solo tres porque los clientes siempre tienen prisa.
El costo por este servicio va desde los 20 pesos o hasta 60 pesos cuando quieren cambiar el color, o en algunos “depende del sapo la pedrada”, dijo don José.
Los boleros se enfrentan al calor y las bajas temperaturas, peor aún si llueve, porque los clientes no llegan; hay días buenos y malos.
Este espacio se vuelve confesionario de muchas personas que comparten su día a día con los boleros que siempre querrán escucharlos.
Al día reciben en promedio diez clientes o más, pero esto es suficiente para llevar el pan a su casa y salir adelante.