Paloma no pudo estrenar su mochila rosa. A sus papás le faltaron 250 pesos para poder pagar la cuota para el primer grado de primaria, por lo que ahora tendrá que esperar.
"Me faltó el pago de la inscripción, los útiles y el uniforme. Me dijeron que por falta de pago no la iba aceptar, que llevara primero el pago. La mochilita que trae le di una buena lavada porque no es nueva, y el uniforme lo iba a buscar de segunda, porque no hay ", platicó Alma Graciela Flores Esparza.
Los padres de Paloma, una niña de seis años piensan en cómo lograrán conseguir el dinero de la inscripción, a ella solo le importa ir a la escuela y le pregunta a su mamá que cuando le pondrá el uniforme, aunque la realidad es que aún no lo tiene.
Mientras el tiempo pasa, Paloma corre entre las parcelas de alfalfa y trigo, algo de campo antes de llegar a San Juan de Abajo, que es donde vive la niña, sus padres y su hermano pequeño de tan sólo un año de edad.
"Es difícil, aún tengo un niño de pañales y mi esposo se cambio de empleo, habíamos ido con la directora de la escuela General Lázaro Cárdenas a llevarle 100 pesos, pero me dijo que no se podía. A Paloma sí le gusta la escuela, es un periquito, además es una buena niña, me ayuda con muchas cosas", platica la madre de Paloma.
Mientras caminamos entre lodo hasta llegar a su hogar, Paloma se encuentra a sus amigos y "vecinitos" que van rumbo a la escuela con el uniforme puesto y las preguntas de inmediato regresan. "¿Ya me vas a llevar a la escuela, mamá?", pregunta la niña.
Paloma aún no sabe qué "quiere ser de grande", lo único que sabe es que quiere estudiar. "Ya quiero ir a la escuela, me gusta estudiar", responde.
En una casa con techo y portón de lámina, ubicada sobre la calle San Daniel, de la colonia San Juan de Abajo, es donde vive Paloma, ahí también vive su abuela y sus primos,
Juan Pablo Gabriel, es primo de Paloma y un ejemplo a seguir, él tiene 14 años y hoy inició el segundo grado de secundaria, también con carencias pues su madre no alcanzó a comprarle mas que una libreta y el uniforme es el mismo que el del año pasado.
"Ya quería regresar, de grande me gustaría ser policía. Me voy temprano de mi casa porque de aquí hasta la escuela me hago una hora o hasta dos sino pasa el camión", platicó.
Mientras los padres de Paloma logran juntar el dinero para la inscripción, los útiles y el uniforme, Paloma seguirá jugando con sus primos a la "escuelita" o a hacer pasteles con lodo hasta que pueda regresar a la escuela.