La arquidiócesis de Puebla que encabeza el arzobispo de Puebla, Víctor Sánchez Espinosa; el obispo auxiliar, Tomás López Durán; y los poblanos, Felipe Pozos Lorenzini, obispo de Ciudad Obregón; Dagoberto Sosa Arriega, obispo de Tlapa, Guerrero; y Eugenio Lira Rugarcía, obispo de Matamoros, Tamaulipas, se sumaron a la exigencia de justicia y un alto a la violencia en México.
Ante el doble asesinato de los sacerdotes de la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús, Javier Campos y Javier Mora en la sierra Tarahumara, además del guía turístico Pedro Palma, en el templo de la comunidad de Cerocahui, en la región de la sierra Tarahumara, en el estado de Chihuahua, los obispos poblanos se sumaron al llamado de un alto a la violencia.
En el mensaje de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) en el que aparecen los nombres de los obispos poblanos, se solicita una revisión a las estrategias de seguridad ante el fracaso que están presentando.
“Ante la gravedad de los hechos, hacemos un llamado al Gobierno Federal y a los distintos niveles de autoridades… Es tiempo de revisar las estrategias de seguridad que están fracasando. Es tiempo de escuchar a la ciudadanía, a las voces de miles de familiares de las víctimas, de asesinados y desaparecidos, a los cuerpos policiacos maltratados por el crimen, a los académicos e investigadores, a las denuncias de los medios de comunicación, a todas las fuerzas políticas, a la sociedad civil y a las asociaciones religiosas.”, destaca el mensaje.
En el documento, los obispos católicos del país exigieron a las autoridades de todos los niveles una respuesta a la altura de las circunstancias que restablezca la paz en el país ante el crecimiento de la violencia.
Los obispos lamentaron que el crimen se haya extendido por todas partes trastocando la vida cotidiana de toda sociedad, afectando las actividades productivas en las ciudades y en el campo; además, ejerce presión con extorsiones hacia quienes trabajan honestamente.
“Se han adueñado de las calles, de las colonias y de los pueblos enteros, además de caminos, carreteras y autopistas, y lo más grave han llegado a manifestarse con niveles de crueldad inhumana en ejecuciones y masacres que han hecho del país uno de los lugares más inseguros y violentos del mundo”, destaca el documento.
Los obispos resaltaron que el asesinato de dos sacerdotes jesuitas y de un civil dentro del templo católico de Cerocahui en la región de la Tarahumara, es una muestra de falta de valores y sensibilidad, perdiendo el respeto a la dignidad humana.
“Todos somos mexicanos, todos necesitamos vivir en paz y concordia. Es responsabilidad de los gobernantes aplicar la ley con justicia para erradicar la impunidad, respetando los derechos humanos, pero procurando la seguridad de los ciudadanos y la paz social”, añade el documento.
De la misma forma, Eugenio Lira Rugarcía, obispo de Matamoros, Tamaulipas, explicó que se une a la pena de la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús por el asesinato de los sacerdotes , esperando que se haga justicia y en México se pueda vivir en paz.
CHM