Octavio se pronuncia a favor de la educación, el balance entre su profesión y su vocación le ha llevado a desempeñarse en diversas áreas fortaleciendo sus habilidades técnicas y sociales.
Referente a la importancia de la preparación académica, Díaz Barriga afirmó que “la educación es el motor del cambio y de las oportunidades; creo que es posible desarrollar empresas y negocios que aboguen por el bienestar del entorno, que tengan un impacto social positivo; sin duda, creo que podemos trabajar y lograr cosas si las soñamos, solo que de repente nos hace falta soñar”.
Su historia
Oriundo del pueblo mágico de Pátzcuaro, en el estado de Michoacán, el nuevo director afirma que viene de una “familia muy especial, unida y al mismo tiempo muy respetuosa, hoy en día vamos con mucha frecuencia a Pátzcuaro, procuramos estar ahí en las fiestas pues el lugar es muy bonito”; al hablar de dicho municipio, pudo rememorar que “de niño recuerdo andar corriendo en las casas, recorriendo el pueblo me la pasaba muy bien, y es muy curioso ver cómo ese tipo de cosas no las aprecias hasta que creces”.
Respecto a su infancia, Octavio relata que “era bastante inquieto, me gustaba andar en bicicleta con mis amigos, recuerdo mucho esa etapa donde podía salir terminando la tarea, y apurarme lo más posible para agarrar la bicicleta, o jugar fútbol y americano; también recuerdo que no teníamos una hora para regresar, solo sabíamos que en cuánto empezaba oscurecer teníamos que meternos de vuelta a casa, la pasé muy bien”.
Asimismo resaltó la importancia que tienen sus amistades de esa época “mi primaria y secundaria las viví con muchos amigos, eso es algo muy valioso pues me es grato reconocer su acompañamiento desde la niñez hasta la actualidad”, contó.
En cuanto a su progreso académico, Octavio narró las diferentes etapas que tuvo en su vida estudiantil; “en la primaria creo que no fui muy aplicado, sin embargo, en la secundaria me apliqué mucho porque era la condición para que mis padres me compraran una moto, así que me esforcé mucho y salí muy bien aunque después no me compraron la moto”, contó riendo.
Referente al nivel medio superior y superior, explicó que se mantuvo estable desde preparatoria hasta los primeros semestres de la carrera, cuando empezó a subir el nivel “en la prepa me la pasé bien y sacaba buenas calificaciones; pero cuando entré a la universidad, donde amaba lo que hacía, ahí si subieron mucho más”.
Ahondando más en su temporada universitaria, Díaz Barriga externó que “en la carrera me fue posible descubrir que podías desarrollar, por ejemplo, un software que sea capaz de hacer algo que beneficie a la gente; pensar que todo eso salió de mi cabeza, que a mi se me ocurrió, es algo que me motivaba muchísimo”.
Octavio externó que gran parte de su vida universitaria compartió su tiempo entre escuela y trabajo, “empecé a trabajar en tercer semestre de la licenciatura, y en lo laboral, comencé ayudando en una zapatería, desarrollando algunas aplicaciones para el manejo y administración de una caja chica; después, desarrollé un programa para manejar de cheques, todo eso fue alrededor de 1993, cuando el software todavía no tenía la fuerza que tuvo después; fue muy sorprendente para mí ver que podía resolver la necesidad de una empresa con mis creaciones, quedé tan impactado que de hecho en algún momento de mi vida pensé que me iba dedicar al desarrollo de software”, sentenció.
Al egresar de la licenciatura, Octavio trabajó para el gobierno del estado de Morelia y emprendió por su cuenta durante un año, más adelante, contrajo nupcias y se mudó a Puerto Vallarta, donde se incorporó a las filas de una empresa.
En las filas del Tecnológico de Monterrey
“Estuve casi ocho años trabajando en Cinépolis, me tocó estar en muchas partes del país y de latinoamérica, pero decidí salir porque emprendí algunos negocios del giro restaurantero, así que para balancear el tiempo comencé a dar clases en el Tec de Monterrey, primero di una clase de regularización y de ahí me propusieron dar una clase de cátedra; mi desempeño dentro de la institución me llevó a recibir la invitación a fungir como como coordinador de laboratorios, acepté ese reto y de un momento a otro cumplí 15 años dentro del Tec”, afirmó el ahora director.
Tras tan amplia trayectoria dentro de esta institución educativa, Octavio aseguró que el Tec de Monterrey “representa una gran parte de mi vida en general, le tengo un aprecio especial, cariño y compromiso; a mí me ha abierto grandes oportunidades, como familia nos ha abierto grandes oportunidades y ahora mis dos hijos ya estudian en el Tec. Estar en las filas de esta institución es un compromiso, ahora entiendo la importancia de la calidad académica para el desarrollo de los países, y reconozco que podemos influir en ello; creo que ser partícipe le ha dado sentido a mi vida profesional y no podría estar más contento y agradecido por poder impactar vidas de una manera favorable.
En una comparativa entre dos distintos entornos profesionales, explicó que “si bien creo que admiro y quiero a Cinépolis por las oportunidades que se me brindaron, creo que a habido una gran transformación por medio de la capacitación y de las oportunidades que tiene el Tec como institución; el poder compartir con gente tan talentosa que siempre te está retroalimentando, es algo muy gratificante. La versión de mi que salió de Cinépolis, desempeñándose en una parte mucho más técnica y mucho más enfocada al impacto industrial, es completamente distinta a éste Octavio con más conciencia, más presente, y con más conocimientos de liderazgo; ha sido una transformación que me ha dejado muy contento, ha sido muy bueno para mí y para mi familia".
Antes de llegar a encabezar el campus Hidalgo, fungió como director general del campus Morelia, “estuve tres años y medio como director de Campus Morelia, y esta ocasión me siento muy contento de tener esta oportunidad, tengo buenas expectativas y veo muchas oportunidades, es un campus muy bonito y fuerte, lo que me brinda la certeza de que hay muchas muchos caminos por hacer y por crecer en Hidalgo”, igualmente, Octavio refirió cómo recibió la noticia de que ahora formaría parte del equipo en Hidalgo, “recibí la llamada y en cuanto me hicieron la oferta sentí una emoción extraña porque iba dejar varias cosas que ya tenía muchos años construyendo, sabía que sería todo un reto, y cuando me dicen que estaba la oportunidad lista y que había sido yo el elegido, fue una impresión fuerte y con una sensación de nervios, pero sin duda me sentí muy contento, sientes también un gran compromiso, sabes que van a suceder cosas sin conocer cómo serán y te da algo de incertidumbre; aún así, puedo afirmar que será una experiencia muy positiva, es una apuesta profesional y familiar muy grande, sabemos sus costos pero creemos que va a salir bien, estamos apostando a que las cosas van a ser muy buenas para mi y mi familia, ellos son mi compromiso, mi orgullo, mi responsabilidad y mi legado, con mi familia puedo ir mucho más allá de lo que podría llegar sólo, construiré junto a ellos cosas buenas y positivas, siempre con responsabilidad".
Referente a la visión que tiene para el campus Hidalgo, rumbo al 2025, “mi expectativa es que podamos tener un campus con una mayor vinculación, que la gente sepa todo lo bueno que tiene y que está haciendo el campus a nivel local, estatal y nacional; vamos a trabajar mucho la parte de exposición hacia el exterior y también hacia las comunidades, creo que hay un compromiso de nosotros que debemos estar cumpliendo con algunas comunidades del estado, existen diferentes áreas donde debemos trabajar mucho, porque sin duda tenemos cosas muy buenas en el campus”, concluyó.