“Huele como a muerto”, asegura Gustavo Hernández. Otros vecinos de la colonia Higuerillas coinciden con su descripción. Son los olores fétidos que despide la planta de transferencia de basura de Caabsa Eagle, ubicada al sur de esta ciudad, donde se reciben todos los desperdicios que generan 1.4 millones de habitantes de Guadalajara para compactarlos. Con ese olor metido en las narices han tenido que lidiar hace tiempo. Ahora, esperanzados con el nuevo gobierno, piden al presidente municipal Ismael del Toro que los apoye a resolver esta problemática ambiental y de paso, la inseguridad que aqueja desde hace un par de años a la zona.
“La planta de transferencia infringe la Norma Oficial Mexicana (083-Semarnat) sobre Residuos Sólidos porque no debe de haber una planta de basura junto a un cauce y ahí está a doce… quince metros, un cauce que se supone es de aguas pluviales. Tampoco debe estar a menos de 500 metros de una zona habitacional y tampoco se respeta, se encuentra pegada a un lado”, indicó el doctor Jorge Guillermo Gutiérrez Alejandre, presidente de la asociación vecinal de la colonia Higuerillas.
La comunidad nació al filo de los años sesenta del siglo XX. Poco después se desarrolló la zona industrial, según citan los vecinos de mayor edad con quienes dialogó este medio. Ahí se encontró acomodo para las instalaciones de la empresa Caabsa Eagle, con la cual el Ayuntamiento de Guadalajara mantiene un convenio de concesión para el manejo de basura.
Sin embargo, el presidente de colonos señaló que la planta de transferencia infringe los propios reglamentos municipales, pues simplemente este giro no debía convivir con zona de viviendas. Denunció que al compactarla emanan los jugos de la basura (lixiviados), que luego hieden. Antes era peor, pues corrían al canal, pero el problema persiste, lo que se denunció en su momento a Jorge Aristóteles Sandoval, entonces alcalde tapatío, y a los presidentes municipales subsecuentes, sin éxito.
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“Siempre pugnamos porque se cambiara esa planta de transferencia”, afirmó.
Los vecinos piden ahora la atención de las nuevas autoridades. “Le pedimos a Ismael del Toro que nos apoye, que han sido muchos años, que nos ayude”, insistió Gerardo González, vecino de Higuerillas desde hace 34 años. Sin embargo, la solución que se ha planteado públicamente, de que la planta de transferencia se mudará a la antigua base de Protección Civil en La Nogalera, no les convence. Apenas son 500 metros de distancia de Higuerillas. “Prácticamente está pegado, va a ser la misma”, dijo Gerardo.
El doctor Jorge Gutiérrez añadió que además el uso del suelo en dicho espacio no autoriza la instalación de un giro como la planta de transferencia de Caabsa Eagle. “Es de uso mixto habitacional, industrial, no para tirar basura. Hasta contraviene el Plan Parcial de Desarrollo”, indicó. “Nuestra petición al presidente municipal es que se reubique la planta a una zona que sí cumpla con todas las especificaciones de la Norma Oficial Mexicana”, recalcó.
INSEGURIDAD
Olores durante el día y ‘ratas’ por la noche. La inseguridad se ha incrementado en la colonia Higuerillas el último par de años. Hace dos meses asaltaron a la señora Juanita y fue golpeada en su propia casa, a unos pasos de la calle Imprenta. Robos a casa habitación, robos con violencia y robos de baterías de autos son lo que más padecen. Carmen Aguayo relató que este lunes 5 de noviembre, gracias a la red vecinal que han creado para cuidarse, que incluye un grupo de WhatsApp, uno de ellos activó la alarma del carro para ahuyentar a tres sujetos que abrían el auto de otro vecino. “Era de madrugada y salieron corriendo”, dijo. La mujer solicitó mayor vigilancia policial para ahuyentar a los asaltantes que, según coinciden los testimonios “vienen de otros lados”.
GPE