Más de mil millones de personas, es decir 15% de todos los humanos del planeta viven con alguna forma de discapacidad, descubrió la Organización Mundial de la Salud en 2019.
Técnicamente, una persona con discapacidad es alguien a quien le cuesta mucho trabajo dificultad o no puede caminar, subir o bajar; ver, aunque use lentes; oír, aun usando aparato auditivo; bañarse, vestirse o comer; recordar o concentrarse y hablar o comunicarse, o personas que tienen algún problema o condición mental (por ejemplo, esquizofrenia, bipolaridad o del espectro autista).
En México, con base en una encuesta del INEGI del 2021, había más de siete millones de personas que reportaron tener al menos una discapacidad, cerca de 6% de nuestra población; casi 48% de ellas eran menores de 60 años.
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Por ello no resulta extraño el surgimiento de organizaciones que atienden diversas necesidades de este grupo de gente. Como Confe, que ve por aquellos con discapacidad intelectual; Vida Independiente México o Fhadi, que se concentran en personas en sillas de ruedas y con discapacidad motriz; Fundación John Langdon Down y Fundación RIE, que asisten a personas con el síndrome congénito y rehabilitación infantil.
Pero al ser tan enorme el segmento que hay que atender y cubrir, tiene también flancos promisorios para la búsqueda de oportunidades; así lo identificó desde sus 20 años José de Jesús, Pepe, Sánchez, cuando era estudiante universitario en San Luis Potosí, quien fundó la organización Juntos, que organizaba campamentos para que convivieran personas con y sin discapacidad y acabó formalizándose legalmente en 2010.
Aunque el joven exploró su participación en organizaciones como la Fundación Teletón y Unidos –ésta como parte de la red emprendedora de Ashoka– en 2013 volvió a encabezar Juntos con la convicción de que la independencia económica y la participación comunitaria son esenciales para hacer realidad la inclusión social.
José comprendió que no era suficiente eliminar barreras sociales e institucionales muy arraigadas, sino que había que trabajar en la creación de las condiciones para el empoderamiento de las personas con discapacidad. Su principio es muy claro: dignificar a la persona a través de, entre otras cosas, el trabajo.
“Creemos que si la gente tiene un salario digno, entonces puede ser autónoma, puede ser independiente, tomar sus decisiones; esa es la cúspide para el desarrollo de las personas”, sostiene Pepe Sánchez. En cambio, si las personas dependen de alguien más (“de papá, mamá, abuelos, esposo, esposa o pareja”), difícilmente se tendrá una calidad de vida de acuerdo a lo que la persona realmente desea.
Quizá el programa fundamental de Juntos se trata de eso, precisamente, de fortalecer la inclusión laboral de la mano de empresas tan importantes como Procter & Gamble, General Motors, Walmart, 3M, Honeywell, FEMSA, Coca-Cola o Oxxo, y otras 150 firmas en el país.
Y no sólo se trata de reclutar a gente con alguna discapacidad, sino de impulsar el espíritu de las mujeres a través del programa llamado Poderosa, o de la incubadora de negocios denominada Emprende, para aquellas personas con discapacidad o vinculadas con personas con alguna imitación que quieren iniciar un negocio o fortalecer uno ya existente.
Esta es la razón de que Juntos, además de ser parte de la red de emprendedores Ashoka, que sea reconocido como una organización del índice A Favor de lo Mejor.
Juntos ofrecen programas de inclusión a las empresas y con ello se hace económicamente sostenible. Tiene representación en su natal San Luis Potosí, en el Bajío–Querétaro, Aguascalientes, Irapuato, Silao, Celaya–, en Guadalajara, Chihuahua, Ciudad Juárez y Saltillo, en Monterrey, Puebla, o Ciudad de México, en total 15 estados y ciudades medias y grandes, donde trabaja sobre todo con la industria de la transformación, en pisos de fábricas, y también en servicios.
Hasta ahora ha colocado a poco más de mil 500 personas de manera directa, reclutadas y capacitadas en el programa Empodera.
“Tratamos de darles todas las herramientas para que se gradúen en el programa de 15 días. Permanecen en sus trabajos cuando menos seis meses, y hay personas que llevan siete años sin cambiar de trabajo, pues a quienes hemos vinculado con las empresas tienen un menor ausentismo y también un sentimiento de agradecimiento”.
Leyes que pueden igualar el piso
En febrero de 2022, la senadora Patricia Mercado presentó el proyecto para reformar diversas disposiciones de la Ley Federal del Trabajo en materia de derechos laborales de personas con discapacidad.
Aunque la legisladora reconocía que México “ha avanzado en la última década para reconocer, respetar y promover los derechos” de estas personas, añadía que en inclusión laboral las leyes y políticas públicas “se han quedado cortas, pues se mantiene una baja tasa de empleo en esta población”.
Su propuesta busca hacer ajustes razonables para mejorar la productividad, la selección, el reclutamiento y la contratación de este grupo, y a la LXV Legislatura le planteó que empresas e instituciones tengan una cuota de 5% de los empleos de su nómina para personas con discapacidad.
—¿Esa meta es realista?—
Aunque Pepe Sánchez reconoce la valía de la iniciativa, modula:
“La propuesta de Paty Mercado es que sea el 5% para todos los negocios que tengan más de 20 empleados, es decir, que de esa plantilla tendrás cuando menos uno con discapacidad, pero en otros países como Brasil lo que funciona es empezar con una cuota menor”.
"Quizá el uno por ciento sea un mejor número, para irlo aumentando de manera paulatina, que no se vuelva caótico y no se desvirtúe. Porque si no, al final las empresas por cumplir la cuota podrían decir ‘bueno pues contrátalo, y ponlo allá en una esquina’, y no se trata de eso, sino de buscar la participación y el desarrollo de la gente”.
Doctor Simi: ¿competencia o patrocinador?
Juntos, como organización, no va sola en su labor. A la par de ella se desarrollan otros esfuerzos como los de Fundación Teletón –con toda la visibilidad que le dieron las estrellas de Televisa– y la suma de otros valiosos apoyadores, como la Fundación del Dr. Simi, que desde 2007 lanzó su primer Centro de rehabilitación para personas con discapacidad en Tamaulipas, y recientemente otro en Ciudad Nezahualcóyotl, Edomex.
Y en Juntos son testigos de que la labor de Víctor González Torres en apoyar a este segmento es vasta. Sánchez confirma que:
“Tenemos muchos años trabajando con la fundación del Doctor Simi aquí en San Luis Potosí, empezamos a participar en una convocatoria y la ganamos, a partir de ello nos apoyan con dinero que nos permite mejorar las instalaciones de rehabilitación física. Estamos encantados de su invaluable ayuda que además, es constante: mes a mes ayudan con despensas y otros apoyos en rehabilitación”.
Pueden ser asertivos en las búsquedas, dice Sánchez, gracias a una norma –la 034– que obliga a las empresas a dar un “análisis de compatibilidad de puestos”, lo que quiere decir que Juntos puede “verificar las habilidades de las personas y colocarlas según la funcionalidad de su cuerpo, de sus sentidos y su intelecto”.
Así queda claro que la idea es dignificar a través de la capacitación, el empoderamiento y el trabajo. Porque la vulnerabilidad de las personas con discapacidad no es resultado de su propia naturaleza o capacidades, sino que está determinada muchas veces por barreras físicas o psicológicas que las excluyen y les impiden realizarse plenamente.
RM