Expertos en el cuidado de los menores y asociaciones civiles aseguran que, ante la pandemia del covid 19 y el incremento de la violencia contra la mujer en el país en 2020, se incrementaron los números y casos de niños, niñas y adolescentes de México en situación de orfandad o sin la figura de alguno de sus dos progenitores, principalmente de la madre; sin embargo, no hay cifras oficiales que puedan precisar con exactitud cuál es la gravedad del problema.
Al no contar con esta información, las organizaciones están prácticamente a ciegas en este contexto y en cuánto puede perjudicar a los menores enfrentar estas situaciones, además de que perjudica en la creación de políticas públicas para hacer frente al problema.
En entrevista con MILENIO, Tania Ramírez, directora de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), condenó que el país se encuentre en esta situación:
“Hasta el fin de semana en México teníamos casi 219 mil defunciones por la pandemia, entre estas muertes había madres, padres o personas cuidadoras de menores, pero no se ha terminado de procesar el número de menores que han quedado huérfanos por covid-19 (…) no contar con esa información habla un poco de como en esa estrategia para atender el covid, un actor fundamental del que se han olvidado las instituciones han sido los niños y niñas (…) es un indicador de qué cosas se están atendiendo y cuáles están en segundo lugar”, afirmó
Desde el inicio de la pandemia del covid 19 en el país, se han realizado diversas estimaciones desde las organizaciones y actores políticos de cuál grave es el problema en el país, pero el Estado mexicano no ha realizado estos sondeos.
Los menores y adolescentes se enfrentan a diversas problemáticas al quedarse en orfandad biológica, una de las principales es que son enviados a refugios comunitarios o son retirados de sus espacios por las autoridades mexicanas. Ante esto la directora de Redim señala que esta intervención afecta psicológicamente a los menores y más cuando hay una defunción de los progenitores o la persona al cuidado.
“Esto habla de que no hubo una noción de cuáles son las redes comunitarias que acompañan a estos niños y niñas y a menudo lo que logran es la institucionalización, van directamente a los orfanatos […] el estado tiene que hacerse cargo de sus derechos, no de institucionalizarlos, uno de los efectos nocivos en este contexto de la pandemia es que en vez de ayudar complejizan todo, pues estamos en un contexto en el que la salud mental de los menores está tocada y hay altos cuadros de ansiedad”, afirmó la especialista.
Ramírez detalló que las instituciones no contemplan si los menores tenían familiares o vivían en una comunidad que pudieran hacerse responsables de ellos, además de medidas que respeten la identidad de los niños.
La pérdida de la madre, el padre o un tutor pueden llegar a incrementar problemas como que los niños dejen de escuela, tengan que ingresar a trabajar o pierdan también su infancia.
“Ya tenemos registrado que por el contexto de la pobreza incrementa el número de menores que tienen que trabajar, si a eso le incrementamos la orfandad no cuidadosa, el riesgo es mayor, además de que pueden ser víctimas de explotación, la trata (de menores), la pornografía infantil, que son situaciones que han aumentado en el contexto de covid”, enfatizó.
Tania Ramírez destacó que en el contexto de la pandemia existe la orfandad por covid-19, sería una causa de violencia de género y feminicidios, problemas que se han visto al alza durante la pandemia y el encierro.
“Es nuestra responsabilidad recordar que muchos de estos niños, niñas y adolescentes cuyos padres, concretamente madres, han muerto en este contexto no son únicamente por covid, nos faltan muchas mujeres que no pueden seguir al cuidado de sus hijos e hijas por la violencia que se ha agravado”.
Detalló que si bien la figura de las madres es importante para el crecimiento y desarrollo de los menores y su ausencia afecta a este, la sociedad mexicana debe de implementar acciones para que no solo se vea a la figura del padre como proveedor y por el contraste a la madre como la única cuidadora. Puso como ejemplo que en el país hay muchas desigualdades de género y las mujeres sufren varias formas de revictimización.
“Todas esas madres que pueden estar muriendo en el país en este contexto, por diversas cuestiones como el covid-19, una mala nutrición, cuestiones de violencia de género (…) las mujeres también tienen hasta cuatro veces jornadas de cuidados por la pandemia, y más que reforzar este estereotipo tenemos que mostrar a los hombres que deben de realizar también estos trabajos y acompañar a las madres que crían solas a sus hijos, que son proveedoras, etc.”
¿Cómo debe de ser su cuidado psicológico y qué políticas públicas hacen falta?
La directora de Redim, afirmó que el Estado mexicano debe de realizar acciones para disminuir el impacto de las muertes por covid-19 en sus vidas y de no interrumpir sus vidas debido a estos fallecimientos, por lo que recomienda no hacer cambios radicales, que no haya bloqueos para su inscripción en las escuelas, que se les contemple para apoyos, que se le garantice la salud a pesar de que ya no se encuentren sus padres, la vivienda, etc.
Detalló que si bien no se pueden hacer políticas públicas exactas sin la información de cuántos niños han quedado en orfandad durante la pandemia, si hay acciones que debería de hacer el gobierno para la protección de estos menores, como realizar diagnósticos de número, de género y social.
“Hay cosas que ya sabemos, como que la institución es despersonalizada, entonces lo que deben de iniciar a hacer es realizar la búsqueda de redes familiares o comunitarias y no decir que desde que el niño queda huérfano que se vaya a un orfanato (…) contemplar la participación de los niños y niñas, en este tiempo quién les ha preguntado cómo están y qué necesitan”, detalló.
dmr