En el marco del Día Mundial sin Tabaco, que se conmemora este 31 de mayo, organizaciones de la sociedad civil apuntan que no hay mucho que celebrar, pues de acuerdo con Pro Vapeo México A.C., la prevalencia de fumadores en México se ha mantenido estable entre el 15 por ciento y el 20 por ciento desde 1999, “lo cual denota el fracaso de las autoridades de salud para abatir al tabaquismo”.
Criticaron que la reacción ante este fracaso sea proponer una legislación más agresiva, como la modificación reciente de la Ley General de Control de Tabaco que prohíbe los cigarrillos electrónicos y vapeadores, por la que la Organización Mundial de la Salud le otorgó un reconocimiento al Ejecutivo federal.
“Legislar no cambiará la realidad del fumador mientras se insista en ofrecer únicamente los métodos tradicionales para dejar de fumar que no han funcionado a nivel poblacional”, aseveró el doctor Roberto Allan Sussman Livovsky, adscrito al Instituto de Ciencias Nucleares, UNAM.
El también director de Pro Vapeo México A.C. cuestionó la viabilidad de las alternativas tradicionales para dejar el cigarrillo convencional, ya que los chicles y parches de nicotina son costosos, pues un tratamiento va de los mil 800 a los 4 mil pesos, dependiendo la duración, sin contar que en ocasiones se debe repetir el tratamiento o simplemente otros no son eficaces.
“El fumador también puede llamar a la “Línea de la Vida” de Conadic y (en el mejor de los casos) ser enviado a una terapia conductual de 10 horas (en clínicas que pueden estar ubicadas lejos de su domicilio) sin seguimiento posterior. Puede (en teoría) recibir apoyo profesional sin costo en clínicas del estado (Hospital General, IMSS, INER), las cuales por los recortes en el sector salud carecen de recursos y personal calificado”, detalló el experto.
En tanto, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco (ENCODAT 2016-2017), solamente el 3.5 por ciento de los fumadores con intención y motivación para dejar de hacerlo acudió a la asesoría de un profesional en salud.
Ante este panorama desolador, remarcó el médico, la sustitución del cigarro de tabaco por productos no combustibles puede ser una opción más práctica y más económica para millones de fumadores, “ya que les mantiene el ritual de fumar disminuyendo enormemente los riesgos y la ansiedad de la abstinencia de nicotina, además no requiere fármacos caros, ni modificar sus horarios o hábitos para acudir a hospitales o clínicas lejos de su domicilio”.
No obstante, la viabilidad de los productos no combustibles requiere necesariamente una regulación adecuada, sugiere Allan Sussman.
Añadió que la prohibición de estos cigarros electrónicos y vaporizadores criminaliza y deja desamparados a por lo menos un millón de personas que ya los consumen y han experimentado beneficios a su salud.
Remarcó que esta medida deja a los 17 millones de adultos fumadores mexicanos sin información ni acceso legal a esta opción de reducción de daños, por lo que simplemente seguirán fumando cigarros tóxicos pese a los grandes discursos y las celebraciones del 31 de mayo.
DMZ