Como un llamado a conocer y a tomar conciencia del daño que involuntariamente se le puede hacer a los osos polares con el cambio climático, cada 27 de febrero se celebra el Día Internacional del Oso Polar, este animal que puede ser tan tierno como peligroso.
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Los osos polares son mamíferos marinos que pueden llegar a medir entre 2 y 3 metros de longitud y llegar a pesar hasta 700 kilos, poseen un olfato muy desarrollado, pueden correr tan veloz como un caballo y es junto con su pariente, el oso Kodiak uno de los carnívoros terrestres más grandes de la tierra.
A diferencia de lo que se piensa, su piel es negra y su pelaje no es blanco, sino translúcido formado por miles de pelos huecos que, al estar llenos de aire, sirven de aislante térmico, la luz se refleja sobre el pelaje y esto genera normalmente la falsa sensación de blancura. Tienen además una capa de grasa de 4.5 pulgadas de grosor por lo que puede resistir con mucha facilidad al frío y esta también le proporciona flotabilidad dentro del agua.
Desde 1999 en el Zoológico Guadalajara habita Ágata, una osa polar que nació y creció en cautiverio y es uno de los animales que más atrae a los visitantes por su enorme tamaño y gran carisma.
Ágata nació en un zoológico de Quebec el 23 de noviembre de 1997 por lo que a su llegada a Guadalajara era apenas una cachorra que pronto se adaptó a su nuevo hábitat.
“Llegó con menos de dos años de edad, era una cachorra, no una lactante porque afortunadamente fue criada por su mamá y eso es muy valioso en cautiverio porque les enseñan un montón de cosas que los humanos no podemos enseñarles. Llega y era la alegría del hogar porque tiene toda la energía todas las ganas de jugar todas las ganas de divertirse”, detalló Andrea Saucedo, médico veterinaria zootecnista y una de las encargadas del cuidado de Ágata.
La carismática osa tiene un equipo de veterinarios que trabajan con ella en sus cuidados y supervisión las 24 horas del día, los 365 días del año, ellos además aprenden de este ejemplar tan grande y complejo al que ya le tienen un gran cariño.
“Ágata fue criada en cautiverio, su madre también es de cautiverio por lo que desde la gestación ella sentía y percibía todo lo que su mamá estaba pasando, por lo que cuando nace no le es extraño lo que se le hace, por ejemplo, que se utilizan escobas para tallar su cuerpo o que cada cierto tiempo le están dando desparasitante para mantener su cuerpo saludable”, detalló la veterinaria.
Los osos polares se alimentan principalmente de focas barbudas y oceladas, así como ballenas beluga, en el Zoológico por obvias razones no se le ofrecen estas especies para su alimentación, sin embargo, es sustituido por pescados que aportan los mismos nutrientes como el capri, atún fresco, calamares, algunos cereales cocidos como el arroz y una porción de vitaminas diaria, además Ágata disfruta de las guayabas, manzanas y zanahorias.
“Ágata es un carnívoro que tiene un intestino grueso muy largo y su digestión es un poquito diferente a muchos animales, pero sabe aprovechar muy bien las carnes de los pescados, todos los días se le debe de agregar una serie de vitaminas y minerales, sobre todo aceite de hígado de bacalao o vitamina E, cositas que son muy buenos para los osos polares, los ayuda para el cuidado de su hígado, su piel y su pelo que tanto dependen de el para poder sobrevivir”.
En promedio un oso polar vive de entre 15 a 17 años, Ágata por ser una osa de cautiverio tiene cumplidos los 24 años ya que a diferencia de lo que se piensa, los animales en cautiverio llevan una mejor atención tanto médica como en alimentación, además de que gracias a ellos se aprende de la especie y con ello se puede ayudar a los osos libres.
“En cautiverio podemos aprender de los procesos de adaptación como el que ella tiene, ella fue criada en cautiverio y eso se ve reflejado y eso se nota porque ha vivido muchos años, cuando se enferma se alivia rápido, se enferma pocas veces al año, tiene un buen pelaje, buenas uñas, es muy activa, muy observadora, tiene un super olfato, le encanta olfatear el calzado de los trabajadores, los pantalones, las mangas eso para ella es como un deleite porque sabe de dónde vienen y que hicieron”, explicó Andrea.
Si bien su hábitat natural el medio polar y zonas heladas del hemisferio norte, Ágata al ser un animal nacido en cautiverio se ha adaptado al clima citadino, sin embargo, dentro de los zoológicos se les adaptan los espacios para que tengan un estilo de vida similar al natural.
“Ágata no necesita un espacio totalmente congelado para mantenerse, lo que ella necesita son otra serie de cosas, Si Ágata no se hubiera adaptado a este tipo de clima, hace mucho que ya se hubiera muerto tiene 24 años, eso significa que algo hemos estado haciendo bien para que continué viviendo, eso sí, tenemos que seguir estudiando, seguirle ofreciendo las cosas que necesitan, los animales todo el tiempo te están hablando, te dicen que es lo que les hace falta qué es lo que quieren y debemos de aprender a escucharlos, disfrutarnos y seguir aprendiendo de ellos”.
Los osos polares pueden llegar a ser extremadamente peligrosos, su mordida es más fuerte que la del gran tiburón blanco, con un aproximado de 86.83 kilogramos-fuerza, además no le temen a los humanos por lo que por instinto podrían atacar sin motivo alguno.
“Tenemos que ser muy disciplinados porque estamos trabajando con especies vivas, debemos capacitarnos constantemente, afortunadamente ella nos permite aprender con ella y poder y de esa manera que se pueda ayudar a los osos en libertad, Ágata es ya un ejemplar adulto y tratar animales adultos es un reto completamente diferente a cuando sean infantes debemos de tener mucha atención, prudencia, calma, los accidentes ocurren todos los días no podemos permitir que ocurran accidentes ni con los trabajadores ni con el ejemplar hay que estar siempre alertas”, detalló Andrea.
En el Zoológico Guadalajara Ágata cuenta con un espacio suficiente para llevar una vida cómoda y tranquila, cuenta con tres charcas, una de ellas está dividida en un espacio poco hondo y la otra parte es profunda para que pueda nadar, tiene su dormitorio para tener su privacidad, así como plataformas para descansar o tomar el sol, incluso tiene un espacio por si llegara a tener crías.
Lo que más le gusta a la osa es comer y dormir, también jugar con sus pelotas, nadar y a pesar de lo que se piensa si disfruta de las visitas.
“Sigue mucho a los niños, si le gusta estar rodeada de personas, le gusta mucho trabajar con los hombres, ella tiene una percepción subacuática muy desarrollada así que ella puede definir perfectamente quiénes son los hombres quienes son las mujeres quiénes son los niños si ella decide, puede interactuar a través del vidrio nadando divirtiéndolos nadando de un lado a otro y cuando no tiene ganas se pone a dormir en una de las plataformas de descanso y si quiere su privacidad pues también tiene su espacio para alejarse de ellos”.
Los osos polares se encuentran en situación vulnerable, están en una lista roja emitida por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), esto debido principalmente a que el cambio climático, amenaza su hábitat, además enfrentan conflictos con los humanos, la caza insostenible y los impactos generados por la industria.
Es por esto que se celebra el Día internacional de Oso Polar, para tomar conciencia del daño que se le puede llegar a ocasionar a estos animales tan atractivos, elegantes y simpáticos.
Y si acude al Zoológico Guadalajara, puede visitar a Ágata incluso acercarse con sus cuidadores para resolver todas las dudas al respecto de este ejemplar, sobre todo aquellas personas que señalan o acusan de que no tenga los cuidados necesarios.
“Detrás de Ágata somos un equipo de alrededor 35 trabajadores y trabajamos todo el año, no entendemos porque hay gente que con total certeza asegura que no los tratamos bien o que ellos están sufriendo cuando el comportamiento es una ciencia y se puede medir el bienestar de un animal.
“Las personas que nos han dicho que nosotros los maltratamos es porque no han venido no han tenido la intención de venir a estudiar yo lo que les diría que se acerquen y vean lo que en realidad sucede, gracias al cautiverio los animales viven mucho más tiempo porque se enferman mucho menos y si se llegan a enfermar tienen la posibilidad de ser atendidos por un equipo integral de trabajadores”.
MC