Daniela Salinas atiende la primera venta del día: un pequeño sombrero de paja con la bandera tricolor abajo, que es un broche conmemorativo del Día de la Independencia de México, el cual se llevará la compradora como símbolo de las fiestas que no se celebrarán como cada año en el centro histórico de Pachuca debido a la pandemia.
Recibe 10 pesos, el costo del prendedor, y lo abona a una caja donde guarda el dinero de las ventas que realiza en el día y vuelve a sentarse en su silla, frente a su computadora portátil con la que atiende sus clases de maestría.
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"Soy licenciada en Economía, estoy trabajando y estudiando maestría en línea en La Salle, así que debo trabajar para poderme pagar mis estudios y, aunque lamentablemente vivimos en un país en el que los salarios para los profesionistas no son los mejores, hay que trabajar doble para obtener lo que uno quiere", expresa entusiasta.
Daniela, como muchos otros comerciantes de artículos patrios, señala que este año la venta está baja, pero no dejará perder la tradición de sus abuelos, quienes dejaron a su familia y a ella los puestos que se colocan en septiembre frente al Reloj Monumental para ofrecer un extenso surtido de productos patrios.
"Este puesto se ha colocado por más de 25 años, digamos que crecí dentro de una familia de comerciantes. Mi abuelo, José Rosales, fue quien inició esto, así que deseo continuar colaborando, porque esto es un extra que tengo y que ahorro para lograr mis sueños.
"La venta ha estado muy baja, en comparación con otros años. Mi abuelo platicaba que en sus inicios le vendía banderas a gobierno, así como a la Arena Afición y así fue creciendo el negocio hasta que se lo heredó a mi mamá y ahora yo soy la que vengo a atender el puesto en esta temporada, aunque todo el año vendemos productos, dependiendo de la celebración", plática.
Confiesa que este año será diferente a los demás, porque no habrá grito en Plaza Juárez, "y recuerdo que de chiquitas nos llevaban a las gradas para verlo, así como para emocionarnos con los juegos pirotécnicos, y a veces la gente que asistía, como era mucha, hasta aventaban el puesto", dice.
Entre ventas, estudios y recuerdos, Daniela expresa que su mayor sueño es comprarse su propia casa, idea que le permite despertar todos los días para realizar las diversas actividades que tiene que hacer para lograr sus objetivos.
"Mi mamá siempre me ha dicho que no puedo depender de una sola fuente de ingresos, porque si me despiden tengo que tener con qué seguir, así que este negocio lo quiero mucho por la herencia de familia y porque me permite continuar estudiando.
"Mi sueño es comprarme una casa, porque no es lo mismo que tus papás te hereden algo a hacerlo con tu propio esfuerzo, con mi trabajo", expresa.
Mientras continúa ofreciendo diversos tipos de moños a una clienta que ha solicitado "algo para colocarme en el cabello". Daniela sonríe y continúa mostrando más artículos, la compra se da por otros 10 pesos más.
"Este año será difícil, pero lo que se venda es bueno, porque mira, hace una semana nos habían dicho que no nos íbamos a poder colocar y ahora estoy aquí, vendiendo.
"Además es importante que las tradiciones no se olviden, yo le digo a las personas que sigan celebrando en sus casas, que se pinten, se pongan trenzas y bigotes, saquen sus banderas, aunque no haya el tradicional grito, porque sigue habiendo esperanza de que esto mejorará y, por lo menos yo, voy a continuar luchando porque mi vida mejore", concluyó.