En el corazón de Monterrey, donde el futbol no solo es una actividad deportiva, sino también una forma de vida, se encuentra la historia de José Luis, un padre apasionado del balompié y fiel seguidor del Club de Futbol Monterrey.
José Luis empezó a amar este deporte desde muy pequeño gracias a su papá, y él repitió la historia y le transmitió a su hija esa pasión por el balón.
“Comenzó cuando estaba niño. Mi papá me llevaba al estadio y es ahí donde te enamoras de los colores”, dijo el padre de familia.
Para él, el amor por su equipo, los Rayados, no solo se limita a los 90 minutos de juego, sino que se entrelaza con el vínculo especial que comparte con su hija Karen, una joven futbolista de 12 años que heredó su pasión por el futbol desde muy temprana edad.
Actualmente José Luis, además de ser papá de Karen, es su entrenador en la academia en la que ella entrena.
“Siempre ha sido mi acompañante, como su coach he sido el más estricto. Cuando se equivoca soy el primero en corregirla, en hacerla ver que si hace las cosas bien puede lograr muchas cosas”, comentó.
Pero la conexión entre ellos va más allá de la práctica del futbol.
Los fines de semana, cuando Rayados juega en casa, es una tradición para esta familia asistir juntos al estadio.
La emoción de los cánticos, los momentos de tensión en el campo y la celebración de los goles son experiencias que comparten intensamente, fortaleciendo aún más su vínculo como padre e hija.
“Todos los partidos los vivimos al cien, yo como técnico y ella en el campo, y una de las finales más emotivas que vivimos juntos fue la del 2009”, recordó.
La pequeña Karen sueña con algún día debutar en el equipo de Rayadas Femenil, pues desde muy pequeña se ha estado preparando para lograr su objetivo.
“Mi mayor sueño es poder debutar en Rayadas femenil y me he estado preparando desde los cuatro años”, comentó Karen, quien añade que tener a su padre como su principal aficionado y mentor es un orgullo.
“Estar con el equipo de mis amores y con mi papá no tiene explicación”, dijo.
Y entre goles y victorias, en este Día del Padre, la historia de José Luis y Karen nos recuerda que el amor paternal puede manifestarse de diversas maneras, incluso a través de una pasión compartida por un deporte.
nrm