Los padres de familia que se dedican a la delincuencia y vuelven a sus hijos partícipes, directa o indirectamente de sus actividades, los convierten en los denominados 'Delincuentes ocasionales'; se trata de niños o jóvenes para quienes esta conducta ya está normalizada y que tienen mayor probabilidad de que al crecer repitan el mismo patrón de conducta, así lo explicó el catedrático y experto en criminología y ciencias forenses, Efrén Ernesto Martínez Coronado.
“La criminología los denomina como delincuentes ocasionales en el ámbito de habitualidad. Existen tres tipos de delincuentes ocasionales; los habituales, los criminaloides y los pseudocriminales” explica.
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Son personas a las que la ocasión o la misma sociedad los lleva a realizar un comportamiento antisocial y que muchas veces no están cien por ciento involucrados en este tipo de acciones, fue la educación, el contexto de vida y las condiciones de su familia las que lo llevaron a adoptar esta conducta para sobrevivir.
"Son aquellos niños que no pidieron tener ese tipo de familia, sin embargo por circunstancias de la vida se desarrollaron en este ambiente criminógeno dentro del ámbito familiar"
Se ha comprobado que aquellos niños que tienen contacto desde una edad temprana con drogas y criminalidad tienen una propensión mucho más alta a no poder salir de este entorno.
Los sociólogos refieren que la conducta criminal no es nata, sino que se aprende a través de la observación y que la edad de entre 5 y 6 años es fundamental en este proceso, es decir que esta conducta se aprende prácticamente cómo se aprende el ser honrado o trabajador. Si el menor no tiene una figura de autoridad que le dé una introducción al marco de valores, probablemente mostrará un comportamiento o una conducta desviada en su desarrollo.
En Guanajuato, cuando los padres de un menor son detenidos por conductas delictivas, atraviesan un proceso de judicialización o se encuentran en prisión, es la Institución de DIF la encargada de darles seguimiento y en primer lugar buscar a los familiares más cercanos que puedan asumir su tutela y darles los cuidados necesarios.
Se ha comprobado que siempre y cuando el niño adquiera a tiempo una figura de autoridad que le inculque valores, podrá corregir su conducta. El termino figuras de autoridad hace referencia a aquellas personas a las que no se les ve como una figura que se respeta y que tienen un comportamiento digno de imitar.