Al interior de una antigua fábrica de cacahuates es que Sergio de la Rosa revive animales prehistóricos. El artista plástico de Toluca, Estado de México, es el encargado de diseñar, maquetar y construir desde mamíferos hasta dinosaurios para exhibición, piezas que incluso forman parte del acervo del Museo Quinametzin ubicado en el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA).
Por sus habilidades es que la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) -encargada de la operación del aeropuerto- y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), lo contactaron para “revivir” a través del arte a un mamut a escala real que recibe a los visitantes del nuevo museo ubicado en el municipio de Zumpango.
“Tuve la fortuna de ser invitado por la Sedena y el INAH para colaborar con varias figuras e ilustraciones para el proyecto del museo Quinametzin y son cerca de 50 piezas que están exhibiendo en el museo que recién se inauguró y que está por reabrir sus puertas al público oficialmente”.
Investigaciones de especialistas refieren que la zona donde estará la nueva terminal aérea, es considerado como uno de los cementerios de mamuts más grandes de América Latina. Al menos han logrado identificar restos de 680 especímenes que pisaron la Tierra hace milenios.
La figura está basada en una escala 1:1 y tiene como modelo al mamut colombino o por su nombre científico “Mammuthus columbi”. Esta especie fue documentada en el periodo pleistoceno y los investigadores señalan que llegó a medir hasta cuatro metros de altura y su peso osciló entre las ocho y 10 toneladas, lo que lo convirtió en uno de los ejemplares más grandes de su época.
Asimismo, ayudó a vestir el lugar con piezas de otros ejemplares que existieron en la región y que han sido catalogados del mismo periodo, o bien, identificados en la región. “Otros son relacionadas a los hallazgos que ha tenido lugar las excavaciones y todo los que conlleva. Son hallazgos de huesos de varios animales extintos, de varios animales alrededor de 10 mil años y un poquito más”.
Pasión desde la infancia
Sergio de la Rosa es un ciudadano oriundo del Estado de México que desde pequeño tuvo fascinación por los animales prehistóricos, sus formas, tamaños y hábitos. Si bien se dedicó al arte como estudio y profesión, jamás dejó de lado su interés por esta época de la historia de la Tierra.
“Tiene algún tiempo que me especializo en escena y reconstrucción de criaturas y bueno llegó el momento de que tengan su espacio, al menos en este lugar para mostrarlo al conocimiento del público, caballos, mamuts, un dientes de sable un ecosistema muy parecido a África”.
Es egresado de la Licenciatura en Artes Plásticas de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMex), estudio entre el 2000 y 2005 y después tuvo la oportunidad de desarrollar su talento; hoy su trabajo ha sido distribuido en varios estados del país y tiene planes para llevarlo a otras partes del mundo.
“Aún continuamos con el proyecto del ‘Pabellón de la Diversidad’, es también un gran trabajo que nos tomó más de un año, todavía aún no lo terminamos, pero son cerca de 50 figuras en formato escala uno a uno y aunque son relativamente piezas pequeñas implican meses de trabajo”.
En este sentido, sus esculturas han atravesado fronteras porque incluso han llegado a Estados Unidos, en donde colocó una pieza en el festival “Burningman”.
Tiene otras obras expuestas
En México cuenta con obras exhibidas en el Acuario del Bajío, de Guanajuato; el Museo de la Prehistoria Parque Dos Ojos Quintana Roo; el Museo de la Evolución, en Puebla; y el Museo de Historia Natural MUHNA (Manuel Martínez Solórzano), en Michoacán, por mencionar algunos.
Trabajo en equipo
Para ejecutar todas estas obras echa mano de estudiantes o artistas egresados que desean pulir sus habilidades, toda vez que la intención es desarrollar varios proyectos a la vez. “Trabajamos un par de piezas para el ‘Museo del Cráter’ en Yucatán, un conocido Rex y “Monstruo de Aramberi” bastante espectaculares en cuanto a tamaño”.
Estas dos últimas piezas son las que tienen la atención de los artistas. El diseño fue elaborado por él con base en conocimientos científicos y estéticos, además de que la tarea que tiene es de escala mayúscula, toda vez que las piezas serán exhibidas en una costa, por lo que los materiales deberán de ser duraderos.
La base es de unicel y pegamento especial, además de otros artilugios que dan solidez a las piezas. Estas son “cepilladas” a la perfección para que los detalles reluzcan y adquieran un encanto mayor. “Implica realismo, entonces son para exteriores y hay que asegurar el uso de material bastante resistente y eso también complicó un poco la creación. Es lo que estamos en proceso de solucionarlo”.
Últimamente se maneja el término de paleoescultor o paleoilustrador para esta rama tan especializada, no obstante, el camino no lo ha recorrido solo, toda vez que a su lado está su esposa Reina Jasso, con quien ha construido la empresa “Smilodon”, con la que comercializan las piezas.
“Hemos tenido la fortuna que nos han encargado piezas diminutas desde cinco centímetros; hasta un megalodón de 12 o 13 metros de largo”.
El lenguaje, periodos y nombres de los ejemplares empleado por la pareja de artistas con total maestría que pareciera que su instrucción es en antropología o arqueología, sin embargo, Sergio sostuvo que para generar estas creaciones se asesora con especialistas en la materia con los que discute frecuentemente sobre las obras.
“Hay varios especialistas en el mundo hay numerosos paleontólogos con los que me apoyo y ellos mismos publican algunas de sus investigaciones, y bueno, pues hay que estar actualizándose en ese aspecto para estar al último grito de la paleontología”.
Hoy día es identificado como destacado creador de museografía y divulgación de paleontología por el detalle de sus obras.
MMCF